“Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo”
Este lunes 12 de febrero se cumplen 40 años de la partida del incomparable y destacado escritor argentino, cuya obra trasciende el tiempo y aún sigue marcando camino.
El 26 de agosto de 1914 nacía Julio Cortázar, uno de los escritores más innovadores de las letras hispánicas.
Julio Cortázar es uno de los escritores argentinos que figuran en la lista de los grandes. Creador de personajes y fábulas que hasta la actualidad sorprenden, el escritor nacido en Bélgica (pero que a temprana edad se afincó en Argentina y en su adultez se mudó a Francia) marcó una forma literaria que aún sigue influenciando a las generaciones. Es más: muchos reconocen en él una puerta de ingreso a la literatura, por la frescura jovial de sus textos (sobre todo aquellos vinculados al surrealismo), el espíritu lúdico que lo domina y la riqueza inagotable de sus cuentos.
Como bien es sabido, las cosas tienen un principio y un fin, pero para este autor latinoamericano todo fin tan sólo serviría para explicar el renacer de un nuevo principio. En él se conjugaba la mirada del niño que ronda por el otro lado las cosas y la esencia vital del poeta que le permitió decir lo que nos hace felices y lo que nos duele, además de alojar al ancestro mítico que develara las imágenes de la consciencia colectiva que han tomado lugar desde los albores de la Tierra como expresión individual de origen inconsciente.
Y son todos esos elementos una amalgama indisociable que le permitirían explorar en el psicoanálisis la premisa fundamental que se manifiesta en todo mito: suplir y sustituir los signos que hacen avanzar el espíritu humano, “a fin de contrarrestar aquellas otras fantasías humanas constantes que tienen a atarlo al pasado”.
Me gusta pensar que Cortázar fue un vampiro enamorado y timorato que rejuvenecía con cada libro que leía y destilaba su alma en cada letra que escribía. Un vampiro filantrópico para dicha de sus lectores. Si bien es cierto que los vampiros en algunas culturas son seres demoniacos, puedo afirmar que él pudo haber sido el único demonio que trazó la línea de fuego en los planos de la realidad para hacernos sumergir en el cielo y volar en la tierra.
En Julio Cortázar no cabe la obligación en ninguna manifestación del mundo literario, en él sólo cabe la construcción arquetípica del escritor que responde al llamado intuitivo que llega en un instante, como una llamada de auxilio en plena realidad.
Un dicho popular canta que “alabanza en boca propia es vituperio”, sin ser un estudioso de la obra de Julio Cortázar puedo asegurar que las celebraciones con bombos y platillos, tal vez son actos baladíes y zalameros para alguien que siempre hizo de la profesión del escritor un suceso que trasciende los recordatorios y los días festivos, porque institucionalizar convierte a la efeméride en un suceso que sólo prioriza fechas conmemorativas antes que lo verdaderamente importante, leer la obra del escritor. Y no por ello dejar este día, tiempo y espacio vacío.
Como decía antes, me gusta pensar que Cortázar fue un vampiro enamorado y timorato que rejuvenecía con cada libro que leía y destilaba su alma en cada letra que escribía. Un vampiro filantrópico para dicha de sus lectores. Si bien es cierto que los vampiros en algunas culturas son seres demoniacos, se puede decir que él pudo haber sido el único demonio que trazó la línea de fuego en los planos de la realidad para hacernos sumergir en el cielo y volar en la tierra.
Estas líneas sueltan a volar, el espíritu tal vez de la nota original que escribimos y publicamos aquí hace tres años ya, en recuerdo de la fecha de nacimiento de Julio Cortázar, un 26 de agosto de 2021 en una idea surgida y sugerida en una conversación de conversaciones, una noche de lluvioso viernes de ese agosto, en una hora, en sesenta minutos de idea y hecho, sin orden, sin loas, sin reglas tal vez, y así fue. En Julio Cortázar no cabe la obligación en ninguna manifestación del mundo literario, en él sólo cabe la construcción arquetípica del escritor que responde al llamado intuitivo que llega en un instante, como una llamada de auxilio en plena realidad. - DEL EDITOR -
Julio Cortazar y el hechizo de escribir
Su novela Rayuela lo encumbró durante el boom latinoamericano, pero también fue un maestro del cuento.
No es extraño que en los libros de Julio Cortázar, que se iba del mundo material un día como hoy de 1984, a veces cueste distinguir lo fantástico de lo real. Él mismo confesó el origen onírico de muchos de sus textos, escritos en ocasiones como bajo el influjo de un hechizo.
"Yo me veo a mí mismo en el momento de ir a la máquina de escribir o al bloc de papel dominado por una fuerza que no tiene nada que ver con la inteligencia, con la conducta o la voluntad. Es algo que viene a veces desde afuera, que me es impuesto por algo que he visto, alguna especie de constelación de ideas que se ha creado y que me da un tema literario o algo que viene de adentro, por ejemplo de un sueño, de una pesadilla o de una asociación mental que uno tiene en la duermevela. En ese momento yo me dejo ir plenamente y escribo sin exigirme a mí mismo control sobre lo que estoy haciendo".
Este estado hipnótico, como de escritor poseído por la inspiración, le sobrevenía al argentino sobre todo cuando estaba en el punto central de lo que quería transmitir en una obra. "Todo el final de Rayuela (1963) fue escrito en condiciones físicas tremendas, porque yo me olvidé del tiempo, no sabía si era de día o de noche y de repente venía mi mujer con un tazón de sopa o me decía 'hay que dormir un poco', este tipo de cosas, durante varias semanas"
Y… nos miramos, nos dijimos...
Y nos miramos y creemos… nos miramos sin hablar y buscamos…
Buscamos una causa perdida con ganas de eso que no se puede contar y que diga las cosas que ya no se dicen, ¿cosas imposibles tal vez?
“y creo que las cosas imposibles se pueden conseguir, que los besos con los ojos cerrados son los únicos que cuentan, que las heridas no siempre cierran, y que todo el mundo se enamora alguna vez. Creo que quien te quiere se queda, que tiene más en cuenta buscar a alguien que limitarse a esperarle, y que si no luchas por esa persona luego no puedes ir llorando por los rincones. Creo que nos empeñamos en hacer las cosas más difíciles de lo que son. Creo que un mundo mejor es posible, y sobre todo creo en las personas que luchan para conseguirlo. Creo que después de llorar siempre hay quien te saca una sonrisa. Creo que hay que disfrutar del ahora. Creo en el destino, y creo que nosotros mismos lo elegimos.”
Buscamos corazones que tengan guardadas historias de las que aprender, corazones con heridas tal vez, corazones valientes, sin vergüenza por noches de desvelo a cambio de nada…
“y es como la música que se pasea por la piel, se incorpora a la sangre y a la respiración, y después basta, nada de razones profundas”
Buscamos, tal vez, bruscos cambios de vientos sin aviso, y girar el timón en plena tormenta en busca de una mirada y un “ven”… y buscamos miradas, esas que huelen a días que nunca deberían tener final… y
…buscamos esa piel que sea de quien la erice, cuerpo y alma que se vuelvan locos por minutos sin final a la luz de miradas donde sobran las palabras
Y… creemos que
"… que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo."
Será?
Será que... "Somos tan complicados, nosotros, tan llenos de misteriosos resortes, de resonancias secretas, de alianzas y hostilidades, de encuentros y desencuentros... jugamos un ajedrez casi demoníaco y maravilloso..."
Que buscamos?
Buscamos esas palabras precisas, que no amenacen con doble filo, que no sean armas ocultas en el abrigo, buscamos en la piel… buscamos esos detalles, lunares incontables, marcas y señales que se ocultan a la adversidad… y buscamos, buscamos horas hechas de a minutos y que sean danza en un ritmo de alguna canción, tal vez, que aún no se ha escrito… buscamos, buscamos esa canción y poderla cantar cuando el universo se quede callado, en silencio… quizás…
Y quizás, a ella, como a esa Maga indescriptible…
Quizás...."A la maga le encantaban los líos inverosímiles en los que andaba metida siempre por causa del fracaso de las leyes de la vida. Era de las que rompen puentes con solo cruzarlos".
Y buscamos… esos silencios placenteros que arremolinen mariposas que echan a volar cuando el viento es real, y las cosas son cosas, suceden ahí… y son verdades amigas dichas en su momento real, como cigarros compartidos con la otra mitad sin depender del ansia y atarse a los cabos de la cuerda de la pasión con certezas… como locuras echadas al vuelo… y creo…
“Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo”
“que las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”…“y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido”
“En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.”
Y buscamos… buscamos esas vueltas alrededor de un mundo hecho a la medida de dos.
Buscamos… y sentimos
Sentimos… que “tú no eliges la lluvia que te va a calar hasta los huesos”
Y buscamos… y sentimos
Sentimos… que
“las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma” porque…
“andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos…”
Un día, 26 de Agosto, en 1914, nació Julio Cortázar, escritor argentino, reconocido por su maestría del lenguaje y su dominio del relato, siempre al borde entre lo fantástico y lo real.
Julio Cortázar murió en su casa de París, el 12 de febrero de 1984, poco tiempo antes de cumplir 70 años. Aunque se habló que padecía leucemia, las causas de su muerte y la enfermedad que padecía nunca se aclararon. Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse, en una tumba compartida junto a su última esposa Carol Dunlop.
Autor de “Rayuela”, “Bestiario” y “La autopista del sur”, Cortázar es considerado un «gigante de la literatura latinoamericana», si bien residió mucho más tiempo en Europa que en América Latina.
Julio Cortázar nació accidentalmente en Bruselas, su padre, funcionario de la embajada de Argentina en Bélgica y se desempeñaba en esa representación diplomática como agregado comercial.
Hacia fines de la Primera Guerra Mundial, los Cortázar lograron pasar a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna de Julio, y de allí, poco tiempo más tarde a Barcelona, donde vivieron un año y medio.
Cuando tenía cuatro años volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia en Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires, junto a su madre, una tía y Ofelia, su única hermana.
Cortázar estudió Letras e hizo estudios en el Magisterio; trabajó como docente en varias ciudades del interior de la Argentina.
En el año de 1951 fijó su residencia definitiva en París, desde ahí desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua castellana.
Sus cuentos se consideran de los más perfectos del género. Su novela Rayuela conmocionó el panorama cultural de su tiempo y marcó un hito en la narrativa contemporánea.
Julio Cortázar murió el 12 de febrero de 1984 en París, a causa de una leucemia.
Es uno de los escritores argentinos más importantes de todos los tiempos.
(*) La nota original que da marco a esta de hoy fue publicada en estas páginas el 27 de agosto de 2021: https://lobosmag.com/article/770-julio-cortazar-y-el-hechizo-de-escribir
José Luis San Román - Gladys Ceriani - LobosMagazine LM™ 2021-
Textos: José Luis San Román – Gladys Ceriani
Sobre una idea de Gladys Ceriani
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