Los subsidios no logran reducir la pobreza en América Latina porque estos se quedan en el nivel superficial de la pobreza, sin resolver las condiciones que causan esa situación
A diferencia de otros países, Argentina no tiene ni moneda ni crédito.
La toma de Vicentín socava los pilares de una economía capitalista y agravará la crisis.
Un Déjà Vu perfecto desde Martínez de Hoz-Adolfo Diz; Sourrouille-Machinea y Sturzenegger-Caputo.
Hay que preguntarse por qué se llegó a ese contexto y una de las respuestas es que el gobierno en sus primeros dos años no tuvo el compromiso de reducir el gasto público. Y ahora que tiene que hacerlo, le hace pagar los platos rotos al sector privado.
La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía.
La destrucción del capital privado y la propiedad como política de Estado.
Los políticos argentinos odian pagar la deuda, pero aman endeudarse.
Un siglo de decadencia debería hacernos reflexionar.
En un contexto de confianza perdida, la mediocridad es una buena noticia si se quiere, en un sentido relativo; la conjunción de los desaciertos K sumados a las subestimaciones M, exaltan a la mediocridad como el mejor escenario posible.
Lobos Magazine