Esto no es el fin, ni siquiera es el comienzo del final. Pero, posiblemente sea el fin del comienzo… tal vez.
El pasado mes de agosto se celebraron las elecciones primarias en la República Argentina. En ellas se determinaron los partidos habilitados para presentarse a los comicios nacionales. Estos son aquellos que obtuvieron al menos el 1,5 % de los votos. Y así quedaron perfiladas las candidaturas de cada uno de ellos a través de un procedimiento en el cual todos los ciudadanos con derecho a voto participan en la “selección” de los candidatos estén o no afiliados a alguna de esas conformaciones que se legalizan como partidos políticos hoy día. Los resultados han sido demoledores para una de las conformaciones de lo que alguna vez fue el peronismo. Los peores de su historia, y un tal vez “éxito rotundo” para la oposición, lo que se conoce como oposición, que se puede decir ha obtenido alrededor del 60 por 100 de los sufragios. Esto si se simplifica sumando todo lo que sería esa supuesta oposición.
Ahora bien, si ese panorama no se altera, puede ser que el próximo 22 de octubre, fecha de las elecciones a la Presidencia y al Congreso Nacional, la Argentina asista al inicio del ocaso de la larga hegemonía de todas esas formaciones que se han disputado el botín del Estado desde hace casi un siglo ya. Es muy posible tal vez y por añadidura, dado que el escenario es muy distinto al del pasado, o al menos juguemos con esa hipótesis. Se puede decir que “las fuerzas opositoras” no plantean una reforma del modelo imperante sino una clara ruptura con todo ese decadente pasado. En ese mismo ejercicio de análisis podemos observar que desde Javier Milei, de La Libertad Avanza a Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, digamos los dos principales aspirantes a la Presidencia. Una oposición que en fuerte medida lo trae de origen y otra en aparente medida, esto es JxC, ha adoptado un menú de ideas del liberalismo frente a posturas de cerrado estatismo que ha convertido a Argentina en un paupérrimo lugar en el mundo dominado por facciones que no respetan la Constitución Argentina. Y un detalle sutil o no tanto, es que dentro de Juntos por el Cambio hay facciones donde domina el ideario del estatismo. Y tal vez como alguna vez dijo Winston Churchill: "Esto no es el fin, ni siquiera es el comienzo del final. Pero, posiblemente sea el fin del comienzo."… tal vez.
En la Argentina, uno de cada dos menores de 14 años vive en un hogar con ingresos insuficientes para acceder a bienes básicos como alimentos y ropa y afrontar gastos vinculados a vivienda, transporte, educación y salud.
En Argentina siempre se aspiró a transformar lo que podían ser partidos políticos racionales en movimientos que abarquen y envuelvan a toda la ciudadanía una vez que llegan al poder, no importan las ideas de los individuos, el núcleo, la esencia de esos desvaríos del poder una vez logrado era ser la cabeza de un “movimiento”, y lamentablemente, culturalmente lo han logrado. En algunos casos más manifiesto que en otro, pero ahí está.
Han moldeado las instituciones, la economía y la sociedad para someterlas a su control y crear un statu quo con aspiraciones de irreversibilidad mediante el constante ejercicio de un populismo regresivo y autoritario. A veces visible y sin tapujos, otras veces con una pátina de modernidad civilizada. Y esa estrategia sostenida durante décadas y décadas ha destruido los cimientos de la prosperidad; del progreso en el real sentido, de las libertades individuales. Han cuasi eliminado todos los controles institucionales al poder; han creado un sistema corrupto y clientelar asentado en una creciente dependencia anestésica de los individuos hacia el Estado. Lo que estamos viendo por estos últimos años, por estos días simboliza las consecuencias últimas de ese ideario del Estado que somete y de su praxis que cabe sintetizar como “la larga agonía de una Argentina violentada sistemáticamente”
La Argentina clientelar
Actualmente en la Argentina, el 62 % de los ciudadanos reciben transferencias monetarias directas del sector público. El 37,3% de la población estaba en una situación de pobreza en 2022 y se espera que aquella se eleve al 40 % al cierre de este año. Y lo más imperdonable es que el grupo más castigado son los niños. Uno de cada dos menores de 14 años vive en un hogar con ingresos insuficientes para comprar bienes básicos como alimentos y ropa y afrontar gastos vinculados a vivienda, transporte, educación y salud. En el extremo más vulnerable, el 8,1% de los argentinos está en la indigencia; es decir, sus recursos ni siquiera les alcanzan para comprar comida.
La financiación del gasto público mediante la máquina de imprimir billetes del Banco Central ha desencadenado una brutal dinámica inflacionaria que no se detiene, y no interesa porque mientras se licúa deuda interna, que pagan todos los ciudadanos y sufren quienes menos tienen. En lo que va de año, la masa monetaria ha crecido un 35,9 %. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el incremento del nivel general de precios en julio fue del 6,3 % mensual y la inflación interanual ha escalado hasta un espectacular 113,4 % “y contando”; el fantasma de la “hiper” vuelve a planear sobre una economía que entre 1980 y 2022 registró una tasa media de inflación del 206 %.
Argentina es un ejemplo de manual de los estragos causados por el estatismo y la irresponsabilidad macroeconómica. La República Argentina desde mediados del siglo XIX con la aprobación de la Constitución de 1853 experimento un verdadero milagro económico que la llevó a ser uno de los países más ricos del mundo en las tres primeras décadas del XX. Ello no obedeció a la suerte sino a la existencia y consolidación de un marco institucional de seguridad jurídica, a la apertura financiera y comercial al exterior, a la existencia de mercados libres y a una política macro definida por la estabilidad monetaria y presupuestaria. Luego vino la destrucción, y todo empieza a resquebrajarse en esa ominosa década ominosa de 1930-1940, y que impuso un sistema que ha permanecido intacto en su esencia desde 1946.
Es muy posible que Argentina tendrá una oportunidad, la más clara de los últimos 80 años, para desmantelar el ogro filantrópico estatista autoritario creado por desde hace casi un siglo y acelerado en los últimos 78 años casi y convertirse en una democracia real con los principios de la libertad y en una economía moderna abierta al mundo que la permitan retornar al lugar que nunca debió dejar. La tarea no es sencilla, la resistencia al cambio será sin duda importante pero todo indica que se ha producido un punto de inflexión en la sociedad argentina, consciente de la insostenibilidad del sistema creado por el autoritarismo, por el estatismo desenfrenado y el uso que de éste han hecho los supuestos partidos populares de la Argentina, mintiendo en nombre de la Democracia.
LobosMagazine 2023 LM™ www.lobosmag.com
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
LobosMagazine es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticas. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de usted.