“…lo siento cada día, como el viento que sopla demasiado fuerte, arrasa y traspasa, sin tiempo, buscado sin tiempo, esperado…”
Puede ser que en algún momento pensemos, o nos demos cuenta, o veamos con otro cristal, de un color nuestro, sobre aquello del destino, y, nos digamos hacia adentro que el destino ya no es un lugar, como meta de algo, vaya a saber qué, sino que es una nueva forma de ver, es posible. Y es el tiempo, sí, un tiempo que tenemos y es laxo, se estira, en el que las pasiones que son sentidos, que sentimos lo expanden, en el que hay sueños que lo contraen, al tiempo, y el hábito va llenando lo que queda… tal vez. Y es tiempo y es sueño, y, a veces se ha dicho, creyendo o pensando que un poco de sueño es algo peligroso, pero… que tal vez, el remedio, la cura para eso no es soñar poco, sino que es soñar todo el tiempo, algo así como, tratar de mantener un pedazo de cielo por encima de la vida, un marco que contiene sueños. Y recordaba algo, que me habían dicho por ahí, “que todas las situaciones básicas de la vida son sin retorno, no hay marcha atrás, que el ser humano como tal, tiene que atravesar esa imposibilidad de retorno, plenamente consciente de ello, y de mirar atrás, es posible que distorsione lo que se ve. Se supone que a medida que avanzamos en el camino vamos dejando atrás actitudes y formas de pensar o actuar tal vez, que producen remolinos, y esos remolinos enredan la visión hacia las puertas del sentir libre… tal vez sí, tal vez… pero, quien puede decir otra cosa? Y… escepticismo o no, superstición posiblemente, o instinto, sexto sentido, donde se abren todos en uno, algo como una extraña, rara convicción, y por qué no certera, que todas las historias, las cosas de la vida, que ocurren en ella, tienen un sentido, siempre, que significan algo, y es así… ¿será así? ¿Será que la vida, con su historia propia dice siempre algo sobré sí misma? ¿será que la vida nos devela de a poco algunos de sus secretos, si es que los son, tal vez son solo el misterio de vivir, y…¿vivir es un secreto? ¿está en nosotros la vida secreto que como un acertijo tenemos que resolver, ir resolviendo? ¿por qué? Porque todos tenemos un mundo interior que seguramente sea tan valioso, tan rico como nuestra imaginación lo permita. Son momentos, insondables, que a veces no sabemos el momento exacto, ni el cómo ni el cuándo de la búsqueda, y es todo un eterno presente, en esa hora exacta de los grises, donde no es de noche ni de día… pero… los grises se aclaran, se muestran a la luz, sólo hay que saber ver, donde no es noche, donde no es día, pero está ahí, todo está ahí… es posible, es así. Y es posible en el tiempo ver esos sueños puestos a la búsqueda de una realidad, pasar barreras, sintiéndose girar al revés… y es posible encontrar un punto, y es posible escribir nuevas historias… y es posible en esa búsqueda, ver, sentir que ya no había candados ni ataduras, tal vez… - DEL EDITOR -
Conversaciones
con Gladys Ceriani
Varios meses sin esos encuentros con el Señor M, el misterioso Señor M, y así es como en el frío del mes de Julio y el viento que arremolina hojas secas, como si no existiera horizonte adonde pudieran volar, y es mañana de viernes, vamos camino al bar y recordaba conversaciones de noches no tan perdidas en el tiempo, tan lejanamente cerca, tan ahí, como los fresnos desnudos, testigos de todo, hasta de lo imperceptible para el ojo que mira pero no ve. Y ahora era la continuación de la primera, nos veíamos después de un tiempo de lapsus, los lapsus del deseo, decía el Señor M, mientras caminábamos en busca de un espacio al sol fabricante de sombras, con el nuevo aire que se respira en las terrazas de los bares. Pensaba, eso de a la sombra del sol, dice entre el humo de su cigarro y su mirada felina, eterna, imposible de cambiar, dada su naturaleza… y sí, debe haber seguro otro sol otros soles más grandes que éste, ¿cómo el deseo no? ¿quién puede saberlo?, nadie, seguramente nadie, y pensaba a merced de su mirada expectante, calma y alerta a la vez ¿quién puede medir el tamaño del deseo?, y continúa con su mirada felina y esos ojos raros “se sorprenderá usted ante mi pensamientos tal vez, pero… eso que define lo llamado vida, en esos espacios organizados, medidos, trazados, calculados, como digitados diría, ¿habrá algún espacio para lo espontáneo, para eso que muchos llaman “una locura”, “¿y… dónde queda el delirio, el olvido de sí mismo, eso que muchos definen como la ceguera del deseo, el loco amor l´amour fou como adoran decir muchos, dónde está?”, o tal vez no tan loco y solo es así, …solo es, me dejó pensando… mientras aparecía la florista de la vereda de aquel café y prendía en el ojal de su negro y eterno traje la rosa amarilla que ya era un distintivo en el Señor M, el misterioso Señor M… y pensé por un momento “¿será así, porque todos tenemos un mundo interior que muy posible sea de tanto valor y tan rico como esa imaginación que tenemos, nuestra, y así lo deje ser? ¿será así?, lo veía entre el humo de su cigarro y su café continuo, al sol, a la sombra del sol y sus ojos raros, felinos, brillaban más, y me dice sin hablar “me pregunto cuándo y dónde está el delirio, cuándo y dónde esa ceguera de visión al más allá, la supuesta ceguera del deseo… dónde?, cuando?” y me vuelve a decir sin hablar, solo una transmisión de su mente, tal vez el idioma más cercano suyo… “Siemore” dijo y se quedó mirando la nada y transmitía con su mirada eso que había dicho preguntando “en qué lugar está la locura?” “¿dónde queda el delirio?” “¿la ceguera del deseo?” “¿dónde las supuestas certeras virtudes de la sinrazón que forman la idea del deseo, del amor?”¿Cuándo?… Siemore… dijo el Señor M con sus ojos felinos.
Otro viernes de conversaciones…
Se iba el sol en la ciudad del viento constante, del aire siempre barriendo la colina de piedra sobre el río, la que quieren destruir, y muy a su pesar en vano; y me había quedado pensando en los dichos del Señor M, y en esa palabra de origen incierto, con ese significado infinito diría “Siemore”, y no tiene traducción ni acepción de lengua alguna, y es que “Siemore”…es “Siemore”, tan definitiva como ciertamente incierta; y es así el Señor M, solo fumaba en silencio, con esa mirada felina, casi siempre como sonriendo, prestando atención a todo lo que lo rodea, no hace distinciones. Y pensaba, ya en el final de la tarde, en esas situaciones en que nos sentimos confusos, en cierto modo, cuando hay que hablar de uno mismo. Como una situación de estar atrapados en una paradoja que lleva a…¿Quién soy?, y no se trata de simple información y datos, y pensaba ¿hasta qué punto, hasta dónde se aproxima a una determinada verdad ese “yo” que retratamos, que retrato… y que inquieta. Y pensaba, mientras revisaba y ordenaba conversaciones anteriores aun sin editar, y… es que nos habíamos tomado algún tiempo de introspección, de fluir, tan a la vista tan lejos esa introspección, natural, ¿Cuándo?… Siemore diría el Señor M, y pensaba eso, como que la mayoría de las personas no sienten temor, incertidumbre al parecer hablar de sí mismos, con supuesta sinceridad sueltan frases… como, “soy tan sincero, franco que puedo parecer tonto”, o… “creo que me manejo mal en este mundo, y es que soy muy sensible” o también… “yo leo el pensamiento de la gente…” y pensaba que he visto muchas veces como personas “sensibles” herir sin más los sentimientos o intimidades de otros, y, también he visto personas “francas y sinceras” argumentar sin darse cuenta las excusas que más le convenían, y también he visto como personas, esas que leían el pensamiento a la gente, eran engañadas por los halagos más burdos, y pensaba ¿qué sabemos, en realidad, de nosotros mismos? Y es que en definitiva somos seres imperfectos que vivimos en un mundo imperfecto. Y todos estos desordenados pensamientos, venían aparecían en un largo tiempo desde la primera de las conversaciones, un largo tiempo y corto tiempo a su vez cuando todo parece ya escrito por el destino de antemano; y quizás el paso inexorable del otoño al invierno de julio ese camino de tiempo de principio a fin de ese julio mirando agosto, que había saltado desde un diciembre como un vuelo y era un día con los cinco sentidos y el sexto ahí también donde se recuerda el presente, algo que solo los desnudos fresnos, inmóviles y mudos testigos lo saben… Siemore… y todo fluye y sabía que ya no percibía Ella esos grises, algo había cambiado en los colores, algo había cambiado, y… nada había cambiado, solo estaba ahí, solo era ver; y me venía a la mente algo leído alguna vez, de antiguas culturas, dicen, que las brumas del otoño, las brumas del invierno juegan con los sentidos y es como un juego entre los telones ondulantes de la niebla y se aparecen y mezclan imágenes que van y vienen de un tiempo a otro, del antes, el ahora y el incierto mañana, entrelazando todo en una danza que pocos saben interpretar.
Y en el vuelo indefinido del tiempo, las noches de las Conversaciones entran en un movimiento perceptible e imperceptible a la vez pero que nunca se detuvo, y tal vez esas 365 vidas del viaje alrededor del Sol, justos exactos, que marcan un punto, una marca en una leve lejana presente noche, donde aún quedaba un muro en pie, tal vez, buscando sin buscar, sabiendo sin saber lo que hay detrás, queriendo ver lo que ya sabía, y fue así de la nada? O sencillamente fue algo superior?, y sin palabras no dichas abrir la puerta de cuarenta y tres candados… y en algunas interminables noches de conversaciones Ella me había dicho “… a veces cuando me quiero explicar, es como si las palabras se escondieran en algún lugar incierto, no sé cuál, y entonces es como que me pierdo y me echo la culpa de no sé qué…”, encendía su primer cigarrillo y volaban pensamientos en voz alta, pensaba, me dice “que a veces… a veces sí, no sabemos el momento exacto, ni el cómo ni el cuándo, de la búsqueda, en un eterno presente, ni tampoco la hora exacta de los grises, donde no es de noche ni de día…” Y caminábamos en la noche rumbo a aquel lugar donde todo pasa donde todo empieza, aquel Bar, el último de los bares, caminábamos en el día 365 de una vuelta completa al Sol, caminábamos con los fresnos desnudos, mudos e inmutables testigos en la noche, tal vez, de ceremonias y ritos en honor al poder de la naturaleza; y así era ese día, de una vuelta entera al Sol… y así, pensaba y le dejo en palabras en el aire ante la leve aureola del humo del cigarrillo… ¿sabes?, pensaba que es como si el señor Sabina nos reclamara el mes de abril, nos hemos guardado diciembre, nos hemos guardado julio, justo en la vuelta completa al Sol. Y ahí estaban las puertas del Bar, el último de los bares, más abiertas que nunca en estos tiempos raros, el Señor M, el misterioso Señor M en su rincón en la barra observando pensativo como solo él lo hace, su mirada felina y su eterno traje negro, su rosa amarilla en el ojal, su inseparable cigarro y su misterio; los eternos amigos de la barra y el ir y venir de sus disquisiciones, su filosofía y calle, y noche, y la música lo envuelve todo, como si no corriera el tiempo, si es que el tiempo corre… y corre, fluye; las conversaciones, en su ritmo como una gran cocina, donde todo es como susurros de sonidos, olores y sabores, de palabras y de aromas, y en ese oasis las conversaciones, la Conversación toma vuelo leve, imperceptible, incierto, no hay papeles con notas y palabra o letras que hilvanar, que atar al papel, todo fluye todo vuela en una conversación, cuando a veces sobran las palabras, cuando todo flota en ese lugar casi mágico, entre la música del jazz que todo lo envuelve, en el aroma de cigarros, de café y de cepas antiguas… enciende otro cigarrillo, preguntando sin palabras… y
Y digo, pienso, en las historias, la vida fluye y es como si se convierte en una corriente que se mueve en distintos planos y tal vez se perciba como una suave línea de lo real en un mundo y pasa a otros y los sueños en definitiva están en el lugar. Y ahí está la magia de las palabras escritas que cuentan historias y las historias, deseos, las pasiones, los sentidos todos y llevan siempre a alguna parte… tal vez… ¿será?… Y lo es, como una corriente demasiado fuerte y sin opción… y tal vez, solo tal vez sea un lugar especial, un estado especial, posiblemente nunca visto antes… y posiblemente sea así…. ¿Y qué es? … porque todos poseemos un mundo interior que es posible sea tan poderoso y rico como nuestra imaginación así lo permita… y qué es?
Piensa en voz alta, apenas audible, mirando hacia adentro de sus ojos, la escucho:
“pensaba que a veces uno cree que hay cosas que nunca van a pasar, como una sensación o certeza falsa, que es imposible sucedan a uno, como que eres la única persona a quien no ocurrirían esas cosas y, entonces, así una a una empiezan a pasar todas, igual que debe ser para otros… supongo…”
“y pensaba… que siempre una luz de magia dentro de cada tormenta con palabras que flotan en algún lugar, brotan en forma natural, se elevan y estallan en mil colores, nada es imposible cuando las palabras se unen.”
Y ya el Bar, el último de los bares era un faro en medio de la languidez de la tormenta a lo lejos de esa noche y era una nueva noche, no una más… una nueva noche de las Conversaciones… como magia… Siemore magia
Siemore
Un relato de Gladys Ceriani
Las tardes de otoño languidecen en su camino al invierno y se confunden los destellos de luz con la oscuridad que se aproxima anunciando esas noches, noches eternas, calmas, esperadas y ahí estaba tan cerca y tan lejos, tan perfecta en sus imperfecciones, moviéndose en cámara lenta dando vueltas entre los grises y otras veces entre nuevos colores, a veces flotando en el tiempo hasta sentir una caída vertiginosa al abismo, ¿que busca?... solo puede en decimas de segundos perder el equipaje y cambiar el rumbo, sin retorno ni vuelta atrás, como una búsqueda constante de encajar piezas y ese modo tan particular de andar mientras todo va cambiando… ¿Que busca?... ¿lo que nunca sucederá?... o tal vez la música que la hizo llorar, reír, y en un instante dice… “pensaba… y creo que las cosas que nos traen los mañanas se sabrán solamente cuando lleguen esos mañanas” y... “hay tormentas y vientos que cambian el rumbo de la vida en cada día que amanece”. Y el silencio, desde algún lugar del tiempo, desde el infinito…
Y desde algún lugar del tiempo, desde el infinito camina envuelta en redes con el destino roto. Se acerca, se aleja más imperfecta de lo que parece y la imagina cada noche envolviendo sus alas en tules, en el más callado, oscuro, confuso pensamiento, es difícil guardar distancia, sabe, intuye, siente, el escalofrió de su corazón.
Entre laberintos indescifrables se desata la intriga de un vaivén donde solo en el mar se puede ver, lo perfecto es inhumano porque lo que importa, no importa y son lo que son, algo en el pasado los hizo así tan diferentes y tan iguales…
Tan diferentes a pesar de respirar el mismo aire y tan iguales sin tener nada en común, tan ajenos el uno al otro, tanto misterio encadenado, tantas horas pasadas, sueños perdidos, mañanas sin atardeceres y tantas palabras suspendidas en el aire como acertijos, se acercan y se alejan entre espacios que invitan a perder la razón, como una paleta de nuevos colores se mezclan, se esfuman formando otros colores sin nombres, como ellos, sin nombres, en un antes y un después, en una búsqueda infinita, una historia sin tiempo, sin moldes, pendiente en el tiempo… Y en tiempos sin nombres… hay un lugar sin retorno donde se puede desordenar lo ordenado, donde hay un principio sin final, donde las palabras se unen en un solo lugar y es aquí y ahora… Es la invitación a un viaje profundo del pensamiento a ese lugar donde no entra la luz y a veces segura, a veces incierta, siente un soplo que despliegan sus alas y solo la mira amanecer perfectamente imperfecta hacia un camino infinito y la imaginación deja volar palabras nunca dichas, donde perder la razón desestabiliza el universo y se fusionan en dos mundos y tomo su alma… Los silencios se convierten en palabras nunca dichas antes y hablaron desde el alma, de esas cosas que no se ven y solo se sienten, como dos sombras a través de cristales mirando la misma luna brillante, solo conectados en el universo o tal vez como espíritus lejanos viviendo en lugares desconocidos y rodeados de misterios, como el misterioso mar en su ir y venir y el agua y la arena, el agua y el viento, el fuego contra el fuego y bajo el mismo cielo todo se envuelve y dijeron no, pero el si estaba en lo imperfecto por que la perfección nunca será hallada y esa sensación que todo había sucedido alguna vez, alguna vez donde hubo un principio sin final y escribir otra vez… Siemore
Gladys Ceriani
Desde algún lugar del tiempo
Jul 26-27 2020 - Jul 26-27 2021 Gral Las Heras BA Argentina
Y era el tiempo ese en que las tardes de otoño ya habían ido a mayor y eran tardes cerradas de invierno, donde todo se vuelve hacia adentro tal vez, como esas palabras, algunas, que se esconden, no sabemos en qué lugar de algún lugar, tal vez… como la hora de los grises no?, un pensamiento traído desde otras conversaciones lejanamente cerca que acabo de recordar y me dice entre la bruma de la música del bar y los sonidos del cristal en el trajín de aquel lugar:
“lo siento cada día, como el viento que sopla demasiado fuerte, arrasa y traspasa, sin tiempo, buscado sin tiempo, esperado…”
…y cómo es eso?
“A veces… no sabemos el momento exacto, ni el cómo ni el cuándo, de la búsqueda, en un eterno presente, ni la hora exacta de los grises, donde no es de noche ni de día… será que la vida es adicta a actos casuales, que llegan así por azar… ¿por azar? Azar en el momento justo… y
Y… y como decía pensando en esa imagen de tardes de color otoño, de invierno ya que se confunden con esos destellos de luz con la oscuridad que avanza y anuncia las noches, eternas, calmas, esperadas, y ahí, tan cerca y tan lejos, tan perfecta en sus imperfecciones, en cámara lenta, dando vueltas y vueltas entre los grises y a veces entre nuevos colores, a veces flotando en el tiempo hasta sentir esa caída de vértigo al abismo, un vuelo libre...
Y estamos como ante la heroína de una novela, un personaje dentro de esta historia, una historia dentro de otra, un doble vuelo, así se siente, ¿no crees? Y la vemos, la sentimos que se eleva a lo esperado, alto, muy alto, arriba, más y más y luego se suelta, estalla y el sabor de la caída, donde todo estalla… donde todo es nada y nada es todo.
Sí… un nunca más, pero es más, es más, y volver a subir y luego caer una y otra vez, siempre más.
¿subir y bajar y bajar, la vemos caer y despierta con más fuerza, cuanto más suave se hace la espera?
Y son dos minutos más o cincuenta años ha y las agujas del reloj que giraría hacia atrás y manejar el tiempo si pudiera una vez y otra vez, y son las percepciones imaginadas, lo que te camina en medio de la noche, en medio del día, en medio del tiempo.
Y son esos campos de nubes revueltas, nubes revueltas sí, en el lecho del cielo, que se enredan con ese aroma y no sueltan, atraen y no sueltan, es ese poder tan poco conocido, negado tal vez, ese poder de la última mirada en el último instante antes del desastre del primer trueno antes de la primera tormenta…
¿La ves? La ves la heroína de la historia dentro de esta historia, dentro de las Conversaciones.
La veo, sí, desde algún lugar del tiempo, desde el infinito, camina envuelta en redes, con el destino roto tal vez… pero no…
Por qué?
La veo, que se acerca y se aleja, más imperfecta de lo que parece y la imagina cada noche envolviendo sus alas en tules, en el más callado, oscuro, confuso pensamiento, y es difícil guardar distancia, sabe, porque intuye y siente el escalofrío de su corazón, y es algo…
Algo…
Y… son choques son cruces, son encrucijada de caminos esperados, que ya estaban, más allá de los mapas, como metidos en la piel, caminos como más allá del alma, ¿es eso?
Y digo, pienso, en las historias, la vida fluye y es como si se convierte en una corriente que se mueve en distintos planos y tal vez se perciba como una suave línea de lo real en un mundo y pasa a otros y los sueños en definitiva están en el lugar. Y ahí está la magia de las palabras escritas que cuentan historias y las historias, deseos, las pasiones, los sentidos todos y llevan siempre a alguna parte… tal vez… ¿será?… Y lo es, como una corriente demasiado fuerte y sin opción… y tal vez, solo tal vez sea un lugar especial, un estado especial, posiblemente nunca visto antes… y posiblemente sea así…. ¿Y qué es? … porque todos poseemos un mundo interior que es posible sea tan poderoso y rico como nuestra imaginación así lo permita… y qué es?
Y qué es? Como se entiende?
Entre laberintos indescifrables se desata la intriga de un vaivén donde solo en el mar se puede ver, lo perfecto es inhumano porque lo que importa, no importa y son lo que son, algo en el pasado los hizo así tan diferentes y tan iguales…
Tan iguales diferentes tan diferentemente iguales…
Tan diferentes a pesar de respirar el mismo aire y tan iguales sin tener nada en común... o no, tan ajenos el uno al otro… o no, tanto misterio encadenado, tantas horas pasadas, sueños perdidos, mañanas sin atardeceres y tantas palabras suspendidas en el aire como acertijos, se acercan y se alejan entre espacios que invitan a perder la razón, como una paleta de nuevos colores se mezclan, se esfuman formando otros colores sin nombres, como ellos, sin nombres, en un antes y un después, en una búsqueda infinita, una historia sin tiempo, sin moldes, pendiente en el tiempo…
Es que todos poseemos un mundo interior que es posible sea tan valioso y rico como nuestra imaginación así lo permita.
Que ves?
… ver, que no está todo perdido, encontrar el equilibrio y empezar a escribir nuevas historias, con un nuevo traje y la convicción que volvería a ser infranqueable… pero…
Pero?
…pensaba que a veces uno cree que hay cosas que nunca van a pasar, como una sensación o certeza falsa que imposible sucedan a uno, como que eres la única persona a quien no ocurrirían esas cosas y, entonces, así una a una empiezan a pasar todas, igual que debe ser para otros… supongo…
Tiempos sin nombres, lugares, hay un lugar sin retorno donde se puede desordenar lo ordenado, donde hay un principio sin final, donde las palabras se unen en un solo lugar y es aquí y ahora
Aquí y ahora… qué? Qué es?
Es la invitación a un viaje profundo del pensamiento a ese lugar donde no entra la luz y a veces segura, a veces incierta, siente un soplo que despliegan sus alas y solo la mira amanecer perfectamente imperfecta hacia un camino infinito y la imaginación deja volar palabras nunca dichas, donde perder la razón desestabiliza el universo y se fusionan en dos mundos y tomo su alma… y en definitiva entra la luz…
Los silencios se convierten en palabras nunca dichas antes y hablaron desde el alma, de esas cosas que no se ven y solo se sienten, como dos sombras a través de cristales mirando la misma luna brillante, solo conectados en el universo o tal vez como espíritus lejanos viviendo en lugares desconocidos y rodeados de misterios, como el misterioso mar en su ir y venir y el agua y la arena ,el agua y el viento ,el fuego contra el fuego y bajo el mismo cielo todo se envuelve y dijeron no, pero el si estaba en lo imperfecto por que la perfección nunca será hallada y esa sensación que todo había sucedido alguna vez, alguna vez donde hubo un principio sin final y escribir otra vez.
Y, pensaba… que siempre una luz de magia dentro de cada tormenta con palabras que flotan en algún lugar, brotan en forma natural, se elevan y estallan en mil colores, nada es imposible cuando las palabras se unen.
Me pregunto qué es?
Será la cara de la moneda que querías, que buscabas que saliera así, la que empuja puertas entreabiertas, y las abre, rompe candados que aún quedan, es el riesgo de vivir, tal vez, seguramente sí, el riesgo, una cuerda que no se puede soltar… o sí?... y tal vez, el secreto a la vista mejor guardado y las vueltas de la realidad que se sueña… y es el viento que sopla demasiado fuerte…
Y es el viento que sopla demasiado fuerte…
Y en el final sin final de la noche, un nuevo agosto se inicia, se va otro viernes, como se van los viernes, así sin irse nunca en aquel Bar, el último de los bares, Ella enciende otro cigarrillo, y hablamos de “Ella” la heroína, la otra Ella sin ser otra, todo es un juego de espejos en medio de las Conversaciones, en medio de esta historia, y en medio de ese Bar, el último de los bares, como una discusión en medio de la barra, el fantasma de Charles B y su voz, un culto a la malta de escocia y el otro el del hermano mayor de Rayuela y sus graves y arrastradas “erres”, Julio, si ese con sus Modelos para Armar, sus Premios y sus Armas Secretas, hablan de alguna Ella, por ahí, “y cuando crees que has visto todo? No has visto nada, tal vez, no lo sabes, no entenderías, las noches en que hace magia sin querer, queriendo hacerlo, pero bueno es así, tal vez pocos lo entiendan o quizás nunca han entendido nada, y sabes?”, se escucha decir a uno de ellos, en medio del humo de la música de jazz y el ritmo de las copas, “me gustaría decirte su nombre, pero no es lo que cuenta, lo que cuenta es que vuela y a veces se posa y pienso que para sentir como golpea el viento de frente se necesitan ganas más que alas y sabes?...” le dice el viejo Charles en el pico de sus 62 grados de buena malta “es no entender nada de nada, no saber asomarse a ojos de melancolía incierta, natural y es un secreto que cuando caen lágrimas parece verse el encuentro del cielo y el mar, se ve todo, aunque haya levantado una muralla, de piedra tal vez, pero se vuelve cristal cuando le sacan el caparazón, ese corazón coraza al desnudo que solo hay que sabe ver…” Y a esa hora en aquel Bar, ese lugar de deseos, de delirios, de pasiones la música de Charlie Parker envolvía todo el lugar y sonaba “Confirmation” como un homenaje sin final al fantasma de Julio C. ahí presente, “Cocó” el de las erres jadeantes, graves y profundas como los bajos del Jazz, es la hora del final sin final, los amigos de la barra y sus eternos brindis, donde todo va volviendo a parecer normal y uno de ellos el fantasma del viejo Jack K, junto al barman de siempre y el Señor M en su rincón y su eterno cigarro, declama lo que ya es un rito en aquel Bar “un brindis por los locos, por los inadaptados, por los rebeldes, por los alborotadores, por los que no encajan, por los que ven las cosas de manera diferente… porque aquellos que estén lo suficientemente locos para pensar que se puede cambiar el mundo, son los que lo hacen…” y afuera la noche que no quiere rendirse, donde nada es todo y donde todo es nada… pero es todo y salimos a la noche, las calles vacías para caminar en un vuelo de almas y los fresnos mudos testigos de vientos que atraviesan todo y Ella esa noche en aquel Bar, el último de los bares pensó que no se pierden las ganas de vivir, esperanza dirán unos, que hay tormentas, pero aun sin mapa, sin marcas, el tesoro escondido, los tesoros y el alma, y sin mapas reconocer el norte y el sur y saber que solo es hoy, y es Ella, en la historia, en la conversación, un Moebius sin final, que reside en la brevedad de un poema que se bebe en la tormenta… ¿quién sabra el valor de tus deseos?... y es el viento que sopla demasiado fuerte… Siemore…
©LobosMagazine LM™ 2021 José Luis San Román - Gladys Ceriani -Todos los Derechos Reservados-
“Una causa
Un efecto
¿Quién sabra el valor de tus deseos?
¿Quién sabrá?
Gira el sol Gira el mundo… Gira Dios
Energía misteriosa… resplandor
Déjame vivir este sueño
El mejor que he tenido
¿Quién sabra el valor de tus deseos?...¿Quién sabrá?...”
Textos: Gladys Ceriani y José Luis San Román
LobosMagazine LM™ 2021
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
LobosMagazine es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticas. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de usted, de todos los lectores