Transitamos por soledades que son obligadas, impuestas, bien por la enfermedad y la vejez, o por las necesidades y el abandono, o por la suma de todo.
Vivimos en una sociedad que pretende haber exorcizado la culpa y la responsabilidad, pero que impone un número creciente de credos y mandatos
La sociedad se convierte mediante los Estados en un tirano implacable frente al que los individuos, en especial si no son personalmente poderosos, son cada vez más débiles e insignificantes.
¿Estamos más comunicados ahora que antes?
Creo en el valor de la Sencillez
Tenemos que pensar que la gratitud no significa devolver el favor, ser agradecido no es pagar una deuda, “Es reconocer la generosidad ajena”.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la década colectivista por excelencia, la de los años 70, las democracias liberales se rindieron a la excelencia del ‘Gran gobierno’ y la planificación.
La destrucción de la meritocracia es la consecuencia, entre otras, de la corrupción moral que afecta a una mayoría social.
Cuando abrazamos y nos abrazan muchos de nuestros órganos se alteran: el corazón, el cerebro, los sensores de nuestra piel y nuestro sistema endocrino.
Nuestra capacidad de amar no depende del otro, sino de nosotros mismos, de nuestra manera de concebir el mundo que nos rodea, de adaptarnos a él y aprender a disfrutarlo.
Lobos Magazine