Se pretende instaurar la adoración al Estado, como ente transformador de la realidad y, por ende, del planeta.
Control, se necesita control. Cada espacio no regulado y sin control se considera como punto de partida de posibles agresiones personales o tentaciones sociales perjudiciales.
El autoritarismo políticamente correcto de nuestros días se basa en una imagen errónea del ser humano. Nos considera a todos como seres altamente vulnerables, necesitados de continua protección, al tiempo que nos considera lábiles en nuestro criterio, presa fácil de cualquier manipulación, y peligrosos, por lo que necesitamos de constante e implacable tutelaje.
Control. Se necesita control. Cada espacio no regulado y sin control se considera como punto de partida de posibles agresiones personales o tentaciones sociales perjudiciales. Envueltos en este paradigma la misma exigencia de libertad es sospechosa: quien reclama una “desenfrenada” libertad, sólo puede tener en mente la intención de causar algún daño.
Sin embargo, esta imagen actual del hombre, dominante, aunque errónea, es muy frágil, y es que ha elegido como “enemigo” la sana autoestima humana. Y es que cuanto mayor sea la presión legal ejercida para limitar los procesos naturales de maduración personal mayor será el número de aquellos que se sientan agredidos en su propia capacidad de discernimiento, pensamiento, creatividad y aprendizaje.
Y así, cuando Marx apostara por cambiar al hombre a raíz de que en su esencia éste no se adaptaba a sus planes filosóficos, desde entonces las hordas populistas o totalitarias no han tenido ningún empacho en extender este principio a cualquier aspecto de la vida que no encaje en su delirante marcha, carrera al precipicio por someternos a sus dictados.
No se puede precisar hasta qué grado sus fervientes seguidores y feligresía dialéctica son conscientes de la imposible acción de transmutar el vino en sangre, al menos en el plano terrenal. Porque la transubstanciación es algo que exige la ciega fe de los parroquianos de la misma manera que el aplauso continuo al Sermón de la Mentira, ese que escupen los mesías new age del feminismo por ejemplo, a los que no les importa lo femenino, los del ecologismo a los que no les importa la ecología concreta, o el “ismo” que corresponda, necesita del consentimiento ciego, fanático y acrítico de sus acólitos.
Por lo tanto, entonces hay razones morales que sitúan muy por encima del totalitarismo a algunas religiones, entre ellas la cristiana. Además de las razones evidentes, existen algunas otras más ocultas pero que no por ello carecen de un grado de importancia; y una fundamental es el hecho de que, pese a todo, acabaran por dar la razón a Galileo (1) o Pierre Teilhard de Chardin (2), intentará casar la evolución con el origen divino de la Humanidad, y de alguna manera, realidad física y misticismo conviven en el “corpus” religioso, en lucha si se quiere, pero conviven.
Se pretende instaurar la adoración al Estado, como ente transformador de la realidad y, por ende, del planeta
Y la pregunta: ¿ocurre lo mismo cuando de populismo, marxismo y totalitarismo hablamos?, la respuesta es No. Y es que si bien copian descaradamente de las religiones esa imperiosa necesidad tan molesta, pesada y cargosa de salvarnos a todos, definitivamente no aparece por ningún lado la pulsión adaptar su mensaje a la realidad. Y es que aquellos que ponen al Estado como alfa y omega de la vida necesitan, y por lo tanto exigen, la negación de los hechos, cuando así se lo necesite para el discurso; y es que controlar la narrativa y la semántica se hacen, por tanto, imprescindibles. Y por lo tanto el Estado, como monopolista de la violencia, será entonces el brazo ejecutor a través del que tratan de llevar a cabo sus planes.
La necesidad de control y el afán, y el hecho puntual de que su mensaje es opuesto a la esencia del ser humano, los obliga entonces a desdeñar los hechos y no de adaptar su mensaje a ellos. Pura soberbia delirante. Y olvidan de manera intencionada que las ciencias tienen en una importante medida una componente que haga una descripción. Y la química, la física, la sociología o la economía, describen hechos desde diversos puntos de vista y no es hasta su total comprensión y aplicación de modelos cuando podemos dar un paso hacia adelante y encarar la parte creativa por medio de la ingeniería y los estudios de mercado.
Algunas de las claves del juego que aplican es la de vaciar de significado los conceptos a través de su uso; un uso incorrecto indiscriminado, o el uso de adjetivos sin necesidad o redundantes. ¿Se puede crear un artilugio de funcionamiento basado en la suposición que el Sol sale por el oeste? No, definitivamente no. O se admite que el Sol sale por el este, o tendremos que cambiar el significado de la palabra este y oeste.
Entonces una vez comprendido el contexto se entiende perfectamente el modus operandi de los líderes de la salvación del nuevo orden mundial, y su alucinación que para salvar el mundo hay que cambiar el mundo. Y que no cabe posibilidad alguna de adaptarse a él y hacerlo mejor.
Y así como al pasar, ¿ha pensado alguna vez que es la adaptación la que nos salva? O al menos, estira la distancia de nuestra fecha final; es que pocas cosas tan claras nos ha dejado como enseñanza la historia y otras disciplinas que se han dedicado al estudio de este planeta, desde una perspectiva del correr de los años, del tiempo, y si hay algo claro es que la naturaleza es mucho más tenaz que los supuestos líderes políticos mundiales hasta el punto de ser totalmente mucho más capaz de aniquilarnos que nosotros de cambiar un mínimo ápice de sus intrínsecas razones.
Y así van las cosas, es tan absurdo como desilusionante el empeño de muchos en tropezar una vez y otra vez y otra vez más con las mismas piedras, todo envuelto en una coartada científica posiblemente, pero soslayando la realidad que esta ciencia describe. El andar como supuestamente andaba Adán, llamémosle adanismo, puede ser una de esas cualidades humanas que resulta refrescante en la adolescencia, pero absolutamente fastidiosa, con un efecto contrario al deseado por lo tonto y digamos peligrosa cuando uno ronda ya la treintena y más, y si a esto se le suma una formación a todas luces deficiente, hacen de las propuestas que se ponen sobre la mesa un muestrario de escombros que terminan por formar un absurdo muro con el que se choca una y otra vez.
Y así, se pretende instaurar la adoración al Estado, entendiéndolo como ente transformador de la realidad y, por lo tanto, del planeta. Su capacidad para la imposición del más diverso muestrario de atrocidades es el santo grial que permitirá transformar en oro nuestro pecado original; y que a través del ejercicio del poder se conseguirá, según parece, instaurar la distopía totalitaria.
Y los vemos con paso firme y constante, decidido tal vez, que se plantean divagues, pretendidas soluciones a problemas que no existen o que ellos mismos crean; poniendo por ejemplo una situación de éstos días, que poco les importa que esté absolutamente demostrado que la fijación de precios de un bien tenga consecuencias que resultarán siempre negativas para la sociedad y muy en especial para aquellos que necesitan ese bien con mayor frecuencia. Como los alimentos para aquellos a los que le resulta cada día más difícil el poder tenerlos con sus propios medios.
Está bien a la vista que fijar precios máximos para el alquiler de viviendas acaba por eliminar la oferta de viviendas en alquiler, y es un hecho hoy día. Las leyes de la oferta y la demanda son descriptivas, como la acción-reacción de Newton; y pretender legislar obviando sus efectos es como tratar de fabricar cables con madera. Y después, cuando se fracasa, ¿qué se hace?, pues se hace necesario cambiar el significado de conceptos como electricidad, madera, aislante o kilovatio. Y en su caso hay que adulterar el significado de mercado, de capitalismo o de Libertad, amén por supuesto, de echar la culpa a otros obviamente.
¿Y usted? “¿A quién va a creer a mí o a sus propios ojos? “ Parece que también copian literalmente al Marx bueno, a Groucho, pero de forma siniestra, convirtiendo lo que él satíricamente denunciaba en una suerte de realidad paralela y asfixiante.
En nombre de la moral han corrido ríos de sangre, se han justificado los métodos y actos más cuestionables. La moral usada por el poder siempre ha sido excluyente. La moral manipulada por el poder hace que el indignado a menudo se comporte como si fuera una víctima, aunque jamás haya sufrido él mismo aquello que denuncia. El poder, investido en la moral, presume de ser el verdadero y único portavoz de todas las víctimas, como si éstas le hubiesen transferido el derecho de hacerlo. En política lo vemos todos los días. Es la forma de actuar de todos los estados: confundir la libertad con el bien común, dando pasos silenciosos hacia el despotismo. Y los soberbios, compositores de adjetivos de la libertad actúan taimadamente, imperceptiblemente, usando adjetivos y más adjetivos. Hablan de protección social, ecológica, preservación, seguridad, ética… ¿Eso los hace mejores que aquellos a quienes quieren enseñar y guiar?
Lo más preocupante es la transversalidad política de estas prácticas. Derechas e izquierdas abusan de ellas sin el menor sonrojo. Todos pretenden salvarnos del leviatán(3) que ellos mismos se encargan de crear. No importa si queremos ser salvados o no. No importa si sus recetas pueden mínimamente cobijarnos del chaparrón y, sobre todo, carece de todo interés buscar algo de verdad para sujetar el esqueleto que, con profusión y colorido adornan para que primero nos caguemos de miedo e, inmediatamente después, pongamos nuestras vidas en sus manos redentoras.
(1) Galileo Galilei (Pisa, Toscana; 15 de febrero de 1564-Arcetri, Toscana; 8 de enero de 1642) fue un astrónomo, ingeniero, filósofo, matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la revolución científica. Eminente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante a la «Revolución de Copérnico». Ha sido considerado como el «padre de la astronomía moderna», el “padre de la física moderna” y el “padre de la ciencia”.
Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis Bacon en el establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es complementaria a la de Johannes Kepler. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia católica se presenta como un ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.
(2) Pierre Teilhard de Chardin (1 de mayo de 1881-Nueva York, 10 de abril de 1955) fue un religioso jesuita, paleontólogo y filósofo francés que aportó una visión muy particular de la evolución.
Dicha concepción, considerada ortogenista y finalista, equidistante en la pugna entre la ortodoxia religiosa y científica, propició que fuese atacado por la una e ignorado por la otra. Suyos son los conceptos Noosfera (que toma prestado de Vernadski) y Punto Omega.
¿Que decía Teilhard de Chardin?
Al abordar el problema del cambio la tesis de Teilhard es que todo el Universo está en un proceso de cambio y que este descubrimiento viene a ser como el rayo que ilumina ante nuestros ojos la historia del Universo. Pero el cambio se realiza en el Tiempo, requiere tiempo.
(3) Leviatán es una criatura mitológica que se encuentra referida en la Santa Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento. Se trata, en términos generales, de una criatura marina que representa el caos y el mal antes de la creación del mundo. Esta criatura habría sido creada por Dios.
Muchas interpretaciones le atribuyen un aspecto largo como de serpiente de mar. Otras, lo asocian con las ballenas o cachalotes. En todo caso, en cualquiera de estas interpretaciones se subraya su relación con el caos previo a la creación.
Originario de la cultura hebrea, Leviatán aparece mencionado varias veces en los textos de la tradición judeocristiana. Entre ellos, el libro de Job y el libro de los Salmos.
Debido al hecho de que está asociado al mal, no es de extrañar que Leviatán sea una de las figuras principales de adoración en la fe satánica, en la que es considerado uno de los cuatro príncipes del infierno.
Estos monstruos, que la mayor parte de las veces imaginaban como ballenas, nadaban rápidamente alrededor de las naves hasta crear un remolino, y con ello, se preparaban para devorar las naves completas.
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