“…somos lo que somos, como una tormenta en diciembre, como un juego de encastre donde lo real a veces no es verdad y solo los sueños se hacen verdaderos, sin días, sin noches, sin tiempo.”
Posiblemente haya quienes dicen que desde un determinado momento en la vida, hacemos como que no nos importan muchas cosas que deseamos. Posiblemente sea así… Y, no se puede definir el momento, el tiempo exacto…
Y no se puede definir ese momento en el tiempo exacto, pero ocurre, y es como dejar a un lado esos deseos, no admitir que se quiere algo; será por prudencias, será por temores, será por miedos, no sabemos por qué, fantasmas ocultos, tal vez sí, tal vez no; o simples imposiciones culturales. Y así se suceden las lunas y el sol sigue saliendo a horario; y parece que está todo bien; y que ya no hay más espacios ni otras dimensiones por recorrer. Y, con el Yo más “real”, tal vez con una especie de máscara, intentando convencerse que no se desea nada, y que si llegase a aparecer un deseo, se lo confinará al armario de los “imposibles”. Y entonces la pregunta será ¿Hay o habrá sueños, deseos que resulten o parezcan imposibles?, y lo que se presenta ante los ojos puede ser que parezca una montaña inalcanzable; y parecerá que esos deseos y las propias circunstancias no son para nada compatibles, que no son posibles… ¿será así?; visiones de barreras o de límites, existentes, reales algunos y otros que no lo son. Y así… el sol seguirá saliendo a horario y un día cualquiera sin saber por qué, ni cómo, descubrirás que son sueños y deseos, que tal vez, que posiblemente no sean tan difíciles de alcanzar; y primero será como reptar, arrastrarse, será gatear, luego erguirse, luego correr… y correr hacia lo que desde esas ambiciones soñadas hacia una meta más real, un logro único, propio, individual… un combate. Y dejemos que lo cierto sea lo que imaginamos… y que los sueños se apoderen del deseo; como ha escrito alguien alguna vez “la mejor manera de librarnos de la tentación es caer en ella… como un signo… tal vez… pero…
¿Cuál es la diferencia entre signo y símbolo?” A veces, y es muy común en este mundo actual que vivimos, que las personas se cansan enseguida de las cosas que no son aburridas, y, como contrapartida, no se hartan de las cosas que suelen ser aburridas… y así son las cosas, ¿son así? Cuando se podría deducir que puede haber espacio para el aburrimiento, y no para el hastío. Pero… la mayoría de la gente no sabe, no quiere o no puede discernir entre ambas cosas; ¿será así? Sin una revelación que traspase los límites de lo cotidiano. Sin una mínima intuición, revelación de lo vital de cruzar el umbral de una razón que sólo es espectadora, a una razón que actúa. Se habrá escuchado o leído, tal vez, que “uno” es “uno” y no otra persona. Preciado bien, ser UNO. Y así, a lo largo de la vida, cada uno, vamos descubriendo de a poco a nuestro “YO”, y como que a medida que lo recorremos y lo vamos descubriendo, sentimos que perdemos parte de nosotros en ese recorrido. Y como nadie se lanza, no se mete en ninguna aventura pretendiendo resultados mediocres; y aunque nueve de cada diez de sus acciones no sean positivas, lo sigue intentando, desea… desea una experiencia superior al menos, siempre y aunque sólo sea una vez. Deseos y razones que son los que dan movimiento al mundo, tal vez. ¿y entonces, los otros?, deseos livianos, ligeros como promesas apenas, de voluntades livianas y mezquinas; imposibles de ocultar, aunque se quieran disimular, mintiéndole al espejo; aceptando el engaño; el molde porque todo tendrá su molde, incluso el pensamiento… a un paso de flotar a la deriva. Sin creer en el mundo y por lo tanto carecer de amor, todo puede ser un espejismo; pero hay una delgada línea que divide, imperceptible, la hipótesis de los hechos, de las acciones. Una delgada línea que puede ser perceptible con “los ojos del corazón”. Y sabemos o percibimos que todo se encuentra en constante movimiento, la Tierra, el tiempo, los conceptos, la vida, el amor, la fe, el mal, la justicia… todo fluye, todo es pasajero. Y, después de todo y a pesar de todo, ¿qué sería de nosotros sin nosotros mismos? Podemos suponer que la vida es un naufragio, y que cada uno se lanza a nadar como puede…tal vez… Y alguien ha dicho por ahí, que no existe en ninguna parte del mundo real nada tan bello como lo son las fantasías que guarda quien ha extraviado la cordura… y a veces la gente lo llama amor… a veces, tal vez… Y a veces, deseos y sueños en la niebla y pasiones, y surgen brotes de esperanzas, y parece que el corazón se aprovecha y empieza a actuar por sí solo. Y también se ha dicho, acerca de que el corazón de las personas es algo como un profundo pozo, profundo, donde nadie logra saber lo que hay en ese fondo, y no queda más que poder imaginar la forma de algunas cosas, que a veces suben a la superficie.
Y no son las necesidades, no, sino las casualidades, la que están llenas de encantos. Aunque nada sea casual. Si las pasiones deben ser inolvidables, las casualidades volarán hacia ellas, las pasiones, los amores, desde el primer instante… las cosas fluyen hacia donde tienen que fluir.
Y sabemos o tal vez no, que lo que sabemos y lo que no sabemos conviven en una nebulosa, en una unión fatal, como sueños simbólicos, una realidad simbolizada por los sueños. Seguir respirando mientras se contiene la respiración; y preguntarse tal vez ¿Cómo dar forma a algo inexistente, que no sea nada más que un sueño fugaz? Y será tal vez que no queda otra salida que mantener la calma, con paciencia deshacer nudos y volver a tejer cada hilo. ¿Y el punto de partida? Nos preguntamos eso, ¿y el punto de partida? ¿Dónde?, cuando la sensación es la de estar frente a un muro, resbaladizo, como un espejo. Donde no hay nada de dónde agarrarse… tal vez no sea así, sólo tal vez.
Y suele hablarse de deseos y pasiones a primera vista; de amores dice la gente, y no es posible afirmar, a veces, que se traten de cosas repentinas, tal vez, sólo tal vez, se trate de ciertas clarividencias, es posible que sí; y es que somos seres imperfectos que vivimos en un mundo imperfecto. Y son pasiones, palabras, deseos, sueños, promesas. Y vemos, que vivimos en un mundo tan cómodo, tal vez… donde parece que las sensibilidades han languidecido, que parecen flotar en una fina niebla que las oculta, deseos y sueños en la niebla. Existe, tal vez, en lo profundo de la conciencia, una cosa, algo, como un nido, un núcleo, que no es accesible para nosotros mismos, así de una forma directa. Un centro donde moran esos deseos, esos sueños, esas pasiones…tal vez…Y es una situación de lo que somos, seres imperfectos viviendo en un mundo imperfecto. Donde a veces, y a fin de cuentas intentar pensar libremente puede significar distanciarse del cuerpo, como salir de los límites de una supuesta jaula y simplemente dar alas a la mente… sueños, deseos, emociones. –DEL EDITOR -
Conversaciones
Con Gladys Ceriani
Y todo fluye, y el tiempo sin tiempo transcurre a pesar de todo, y no sabemos que es todo, pero lo sabemos, y es, solo es… Y el primer viernes de diciembre a la vuelta de la esquina, ya diciembre, así como si nada, un nada sin tiempo, como si siempre hubiera sido así, siempre desde siempre y caminábamos en el mediodía de sol, con el Señor M, el Misterioso Señor M, a esos paréntesis de pasado mediodía y el café al sol, esa debilidad del Señor M, el café y sus cigarros, esa mirada hacia algún lugar distante y su eterna imagen felina y delicado traje negro, casi su piel, y fumaba y se deleitaba con el café y se lo veía pensar y así sin cambiar la dirección de su mirada me dice como sin importancia tal vez “… pensaba que en este mundo, y digo este mundo porque estoy seguro de otros, nos ocurren cosas que se parecen a la ficción… pero. ¿qué es la ficción? Podría ser yo mismo una ficción ¿no crees?... ¿y si la ficción resulta real?... ¿será entonces y quizás debamos reconsiderar la definición de realidad? Y me pregunto también ¿no es algo presuntuoso definir la realidad? ¿Quién podría decirlo?” Reflexionaba con esa forma rara que tiene el Señor M, y me vino a la mente gracias a los pensamientos felinos de mi amigo, algo que en alguna conversación Ella había soltado palabras, algo así “ será que no todo se explica, como el sol no se explica, como la magia no se explica… y sin abrir los ojos se produce un transporte como magia, sin poder explicar, adonde desearíamos estar siempre, y no son casualidades… no” , y el Señor M con su etérea presencia y sus lentos movimientos felinos al sol, su café y sus cigarros y una rosa blanca que le había colocado en su ojal, aquella mujer del ascensor de las mañanas, con su vivo puesto de flores en la vereda de aquel café, un dandy el Señor M, ahora en una conversación en su estilo con una nueva aparición en la noches de las Conversaciones, su nombre un tanto cinematográfico Santos Vale, para los amigos del Bar era “el Bebe”, el Bebe Vale y misteriosamente esa tarde pasado mediodía tomaba café animadamente con el Señor M, Santos Vale de La Fuente su nombre completo, misterioso y alegre, muy explícito “el Bebe”, de quien el Señor M me ha dicho que es algo así como un traficante de deseos, un traficante de sueños, diría que su personaje podría ser de alguna historia de Ella, y es que al pasar había leído alguna nota en sus papeles, algo así como “El misterio oculto de Santos Vale…”, y es posible que sea una creación de Ella, es posible, un traficante de deseos Santos Vale, “el Bebe”, y el misterio sea tal vez preguntarse de su tráfico de deseos… una ceremonia…? y cuántos, de cuantos? Dos, tres? Cinco, diez?.... misterios…
Y la primer noche de Conversaciones de diciembre, aquel diciembre… este diciembre y cae la noche y la noche es noche… y los fresnos cada día con más fuerza y más intenso su verde, mudos testigos casi cómplices y las calles con un poco más de vida, apenas, como un espejismo, las luces del tránsito en cámara lenta y el taxi se desliza sin ruido, el taxista extranjero, siempre alegre, siempre con su acento así, alegre y el Señor M a su lado, pensativo, elegante, misterioso, un felino dandy, siempre de negro y su rosa blanca en el ojal… y llegando a aquel Bar el último de los bares y antes que nos deje en el lugar, ya el rito de las palabras acostumbradas del taxista extranjero y sus sutiles y clásicas reflexiones… pensamientos a veces, nos dice “estoy leyendo algo importante… y recordé esto al llegar a este lugar: “… que los amantes y los locos tienen tan arrebatada la mente, tan plagada de fantasías, que perciben más de lo que la pura razón alcanza a comprender…” rememorando palabras del genio de The Globe Theatre, ahí cerca de un río famoso en una isla famosa y llegamos a aquel Bar, el último de los bares, otro viaje más, una noche de las Conversaciones, un eterno diciembre ya y Ella encendiendo el primer cigarrillo de la noche y una leve brisa de palabras apenas “el eterno diciembre, como infinito, sin vuelta atrás como si todo es uno y uno es todo…” y se abren las puertas de la magia en aquel Bar y una nueva noche de las Conversaciones toma vuelo…
Un Renacer
siempre hay más… más y más...
un relato de Gladys Ceriani
Frente a estos renglones en blanco recordé algo dicho antes, hace un tiempo sin tiempo, donde los días no tienen horas y los años tienen solo diciembre, una suerte de extraña fuerza empuja a momentos de una realidad que se encuentra bajo la superficie llena de colores donde habita el desorden, un desorden sin temor, sin dudas, como si se pudiese ver, a través de una espesa y gris bruma un perfecto desordenado equilibrio entre los rayos de sol que iluminan la luna de cada noche y solo uno de esos rayos acumula los sueños.
Y me recuerdan y me gustan esas almas que van distraídas y que en ellas se encuentra todo, siempre pueden mirar más lejos, aparecen como por arte de magia y una simple pregunta ¿Cuándo dejaste de contar tus sueños?, hay una especie de complicidad y misterio, a lo mejor o tal vez, o será que ¿nunca los he contado?
Comienzo a escuchar una serie de sinfonías, las más antiguas que emergen debajo de la superficie con profundos sueños, con esa sensación de caer al agua y dejar de temer la lluvia o volar tan alto parar creer en un despertar con alas y descubrir todo alrededor con la calma de tener los pies sobre la tierra después de haber tocado el cielo…
¿Cómo…? Hay cielos que se dan con las manos, hay cielos que se dan con la mirada, hay cielos que se dan con palabras y cielos que se dan con los sueños y cambian la realidad, sorprenden como algo extraordinario donde los sentidos y un mundo mágico corren en paralelo y ya no hay renglones en blanco porque somos uno, uno es uno y es el otro, sin pertenencias.
Y en un renacer infinito más allá de lo real y aunque no sabemos, sabemos, aunque parece que no somos lo que creíamos, somos lo que somos, como una tormenta en diciembre, como un juego de encastre donde lo real a veces no es verdad y solo los sueños se hacen verdaderos, sin días, sin noches, sin tiempo.
Gladys Ceriani
Desde algún lugar del tiempo
Dic 4 2020 Gral Las Heras BA Argentina
Y todo brilla, todo se inflama en aquel Bar, el último de los bares y la noche de las Conversaciones toma vuelo, el rito de las Conversaciones, un movimiento continuo, infinito casi, mágico casi, misterioso como lo es el Misterioso Señor M, y el otro misterio, nuevo, Santos Vale, el traficante de deseos, “el Bebe Vale” para los amigos del Bar y todo envuelto en el humo y la magia y el misterio de aquel Bar, y el brillo de las pasiones, de los deseos y los sueños infinitos de todos sus miembros, los eternos amigos de la barra, la música y Ella en medio de sus letras y palabras por unir, hojas y hojas escritas en ese lugar de magia nocturna enciende otro cigarrillo y se alcanza a escuchar apenas “ y que es? ¿qué es? ¿una locura, una ilusión, una sombra? ¿una historia?” y… una locura, una ilusión, una sombra, una historia, real como la realidad misma tal vez… y sigue todo en una noche de Conversaciones que nos lleva a algún lugar, algún mundo real y mágico, y una corriente que no se puede impedir arrastra y arrastra, una corriente que lleva todo a un mundo especial, deseado, con magia…
Y pensaba…. Si será que somos como puentes hacia el infinito, un infinito como un arco sobre los mares, buscando, esperando, encontrando puertas que se abren, viviendo los misterios de los deseos, apuestas imposibles que son posibles… tal vez sea así, ¿será así? si se desea ¿es así? y esas apuestas que someten a prueba una y otra vez, aprendiendo de las búsquedas y las esperas… y ese puente hacia el infinito… ¿será así? ¿y será que seguirá corriendo el agua hacia el mar, pero la mirada a los puentes seguirán infinitas, y será tal vez, solo tal vez una combinación de deseos, esperanzas, dolores, ilusiones, amor, y todas las emociones humanas en una combinación única, particular de cada una de ella y a pesar de todo ello vinculadas a todos los seres humanos, desde el inicio al final?
¿Quién puede saberlo?... ¿será de la magia… será de los sentidos?
Y la magia y los sentidos…
Y los sentidos, las percepciones y los deseos, en el mundo interior de las personas están y no conocen barreras a la entrega como tampoco no ver ni sentir la magia… tal vez ¿es así? ¿Será así? Y será que en cada mundo de cada persona podrá gritar lo más alto que sienta o gritarlo en silencio… sus más intensos y humanos estados de los sentidos… Y tal vez solo tal vez, y seguramente sí, las historias que se escriben son producto de esa magia… Y las historias escritas son la vida misma de las personas y los poderes de la vida harán que los deseos se transforman y toman forma sin tener que pedirlos… tal vez…
¿Qué es? ¿Una locura, una ilusión, una sombra, una historia?
Todo se transforma y comienza el vuelo hacia lo desconocido donde la conexión coincide en un mismo lugar y un choque de palabras que se armonizan en otros mundos increíbles.
Y nos toma la magia, tomamos la magia y los caminos y teniendo un sueño y creyendo y luchando por eso.
¿Qué es?
Será la necesidad de sentirse encadenados entre la espera y la búsqueda, esa sensación de placer que es imperceptible a todo, no hay conciencia que pueda describirlo… Sólo sabemos que hay un lugar sin retorno, solo seguir adelante y soñar transformando palabras en el infinito, desordenar lo ordenado y describir sensaciones que se mezclan con realidades… un choque… y en ese choque pactan encontrar tesoros escondidos, son cofres que se abren a un sin fin de sensaciones donde se mezclan las palabras con los silencios, las lágrimas con sonrisas, los tiempos con las entregas y la magia de ir de un lugar a otro descubriendo el recorrido que hace vibrar hasta dejar sin aliento
Y… es, solo es. Y frente a estos renglones en blanco recordé algo dicho antes, hace un tiempo sin tiempo, donde los días no tienen horas y los años tienen solo diciembre, una suerte de extraña fuerza empuja a momentos de una realidad que se encuentra bajo la superficie llena de colores donde habita el desorden, un desorden sin temor, sin dudas, como si se pudiese ver, a través de una espesa y gris bruma, un perfecto desordenado equilibrio entre los rayos de sol que iluminan la luna de cada noche y solo uno de esos rayos acumula los sueños.
Y son pequeñas casualidades que cambian la vida, y no son casualidades…
Y sin abrir los ojos se produce un transporte como magia, sin poder explicar, adonde desearíamos estar siempre, y no son casualidades…
No todo se explica, como el sol no se explica, como la magia no se explica, como el alma no se explica… y entonces…
Y me recuerdan y me gustan esas almas que van distraídas y que en ellas se encuentra todo, siempre pueden mirar más lejos, aparecen como por arte de magia y una simple pregunta ¿Cuándo dejaste de contar tus sueños? hay una especie de complicidad y misterio, a lo mejor o tal vez, o será que ¿nunca los he contado?
Es posible que todas las cosas deben ser contadas cuando llega el momento. No es posible que el ser humano quede infinitamente encadenado a sus secretos, a sus secretos
Y… todas las cosas tienen un cierto tipo de perfecta imperfección, que cautiva de alguna manera todo, el todo, precisamente por eso, por ser imperfectas, tal vez como la libertad, tal vez como el viento, como la vida misma tal vez… como la música tal vez
¿Es posible?
Comienzo a escuchar una serie de sinfonías, las más antiguas que emergen debajo de la superficie con profundos sueños, con esa sensación de caer al agua y dejar de temer la lluvia o volar tan alto parar creer en un despertar con alas y descubrir todo alrededor con la calma de tener los pies sobre la tierra después de haber tocado el cielo…
Pensaba, que lo que atrae en definitiva no es lo externo, lo bello externo como contenido, sino más, algo más y siempre hay más que se encuentra en el interior, del mismo modo que sabemos que hay quienes disfrutan en secreto de tormentas, diluvios y maremotos, a veces hay algo, y se encuentra en pequeñas señales como un faro ocultamente a la vista de un haz de luz permanente, una fuerza que atrae, absorbe, en perfecta calma, pero está como un magnetismo que conecta todo entre tierra y cielo
Y… ¿cómo?
¿Cómo…? Hay cielos que se dan con las manos, hay cielos que se dan con la mirada, hay cielos que se dan con palabras y cielos que se dan con los sueños y cambian la realidad, sorprenden como algo extraordinario donde los sentidos y un mundo mágico corren en paralelo y ya no hay renglones en blanco porque somos uno, uno es uno y es el otro, sin pertenencias.
Uno es uno y es el otro?... sin pertenecías?
Qué somos?
Creo que somos quienes somos por muchas razones. Y que quizás nunca conozcamos la mayor parte de ellas. Y será, pero aunque no tengamos el poder de elegir de donde es que venimos, creo que aún podemos elegir hacia dónde vamos desde ese lugar, y creo que podemos hacer más cosas siempre, siempre hay más, más y más y podemos sentirnos, intentar sentirnos bien y libres con ellas.
Y creí que siempre hay un nuevo vuelo, un renacer
Y es, solo es …. Y
Y en un renacer infinito más allá de lo real y aunque no sabemos, sabemos, aunque parece que no somos lo que creíamos, somos lo que somos, como una tormenta en diciembre, como un juego de encastre donde lo real a veces no es verdad y solo los sueños se hacen verdaderos, sin días, sin noches, sin tiempo.
Y en aquel Bar, el último de los bares, la noche siempre por llegar a su punto máximo… pero siempre hay más y los amigos de la barra eternos fantasmas del lugar y sus pasiones, ideas y pensamientos en pleno vuelo… Y el barman como una confesión me dice “Y sentimos, percibimos, intuimos que nuestra imaginación, nuestros deseos y las de los demás son expresiones; son un arte en el que buscamos refugio. Y así es como las vidas continúan con un dejo de tranquilidad, porque al final, sin alternativas solo en cada uno estará la respuesta a todo… tal vez. Pasiones, emociones, deseos… Y sabemos, tal vez, que la vida implica soledad en su inicio, pero… ¿es solitaria? Sabemos que en cada instancia, momentos, nos vamos vinculando a otras vidas”. Y… Y sabemos que lo que llamamos literatura, letras, palabras, frases encadenadas con un sentido, tal vez… Pasiones, emociones, deseos, tal vez sean el consuelo de días, años, y de toda una vida…larga… sí larga tal vez; y estarán quienes las interpreten y encuentren una calma necesaria y mostrar un mundo donde los deseos, las emociones y las pasiones son posibles… tal vez. Y sabemos que en este mundo hay cosas que son recuperables y otras que no. Y sabemos que el paso del tiempo es algo definitivo. Y sabemos que una vez que hemos llegado hasta aquí, ya no podemos retroceder. Pasiones, emociones, deseos… Renacer, crecer, echar a volar el juego… ¿sabemos? Y los amigos de la barra y los fantasmas irreverentes de cada noche y el ultimo brindis y se escucha como en un duelo el fantasma de William S. el hombre de “el globo” en medio de los últimos tragos “… creo… que en nuestros locos intentos renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser…” y del otro extremo el inefable fantasma de Charles B. en su nunca ultimo brindis “algunas personas no enloquecen nunca, que vida tan horrible deben tener…” y todo fluye y pensar que el aire, la luz, el tiempo y el espacio no tienen nada que ver con muchas cosas y crean una vida más larga, para encontrar tal vez… nuevas excusas…, y casi como un homenaje en medio de todo el resplandor de aquel Bar, se escuchaba La Boheme, el eterno Charles Aznavour, “Dans les cafés voisins Nous étions quelques uns Qui attendions la gloire… Fallait-il que l'on s'aime…Et qu'on aime la vie, y que amamos la vida”… y uno en otro y otro en uno y poder renacer por dentro, como ir al infinito y los amigos de la barra aun firmes y el Misterioso Señor M y el otro misterio, Santos Vale… “el Bebe”compartían sus últimos tragos y el estado confuso de la noche, inmutable, indefinida… y salimos en el viaje único de cada noche de las Conversaciones a ese mundo, y los fresnos ahí, siempre mudos testigos, cómplices y todo se mueve, gira en medio de una energía misteriosa, un resplandor, un remolino… una causa un efecto… como el cielo… infinito
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Textos: Gladys Ceriani y José Luis San Román
“Demasiado tiempo en esa condición
Qué pronto fue que se hizo tarde
Si predecimos lo siguiente más probable y
Cambiamos de cristal las gafas de color
… No han visto nada, todavía aún
Más alto que nosotros, solo el cielo…”
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EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
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