El propósito de la vida es crecer…
Renacer, Crecer, Volar
Dicen algunos que en la vida todo es una metáfora, es posible. Dicen también algunos, que a veces una mirada es mucho más potente y expresiva que las palabras, también es posible… pero, mucho más poderosas son las percepciones… y hay veces en que esas percepciones, incluyen todo… tal vez; que el todo está interrelacionado, como si fuera un rompecabezas en tres dimensiones, donde “la verdad” no es siempre real, y donde “la realidad” no es siempre verdadera. Tal vez una simple no tan simple conversación virtual hace unos días, me han llevado a escribir y expresar algunas cosas ahora, simples y complejas, no me es posible determinar la razón; simple y complejo, tal vez como el café caliente y cargado como demonios nocturnos; de alguna manera pensar libremente, o intentarlo al menos es como desprenderse del cuerpo, de esos límites que lo encierran, como si fueran jaulas o cadenas… y es posible que salir de esas jaulas, de romper cadenas sea simplemente darle alas a la mente… tal vez. DEL EDITOR
En un mundo altamente competitivo, exigente, que nos obliga a un ritmo acelerado, es un arma poderosa el poder confiar y contar con nuestra mente plena, sentirnos seguros para poder responder de forma adecuada a los desafíos y a las oportunidades que se nos presentan.
Y vemos que todo ser humano dispone de un tiempo y de un espacio para construir su vida, para levantar la obra de arte más importante, su propia existencia.
Y no sabe de cuanto dispone para ello, sólo sabe que existe, que está allí y también que podría no haber estado.
Y cada persona podrá vivir despierta o dormida. Cada persona podrá hacer de su vida una obra única, irrepetible; y también podrá negar todo lo que es y abandonar antes del final. Y es una decisión única, intransferible, personal…
Y sucede que puede ser que tardamos en tener la certeza de si se está en el lugar equivocado; ya sea en un trabajo, en una ciudad, relación, entorno, en un grupo… Y, en el momento menos esperado, en medio de una situación absurda, en la que se piensa “¿qué estoy haciendo yo acá”?; o también al despertar en la mañana y sentir que se abre algo como un abismo ante uno, algo que se percibe, se siente.
Y, a veces, sí, no estamos en el lugar adecuado. Algo dice de una “desubicación”; por motivos, circunstancias, decisiones, por actividades, por estudios, por el azar mismo tal vez; y por distintos motivos simplemente, pero que tienen el suficiente poder para hacer de ancla a un contexto que no es de uno. Un sitio que no es el de uno, tal vez. Y aceptar “sin aceptarlo”, vivir fuera de contexto, o sentirlo así. Y quien lo ha experimentado, lo sabe.
Y es sabido que la mayoría de las personas nos vamos desarrollando en la vida sin tener conciencia que el entorno es el disparador más potente de nuestras vidas y que puede ser que no siempre nos beneficie; porque influye, e incluso también determina muchos de los aspectos de la vida. Y como seres sociales que somos, nuestras vidas están rodeadas de personas y ellas impactan en la vida de cada uno. Algunas son elecciones libres y otras parecerían que llegan por imposición. Y sin embargo, uno mismo es quien decide cómo y con quienes pasa más tiempo, con quien compartir más del propio ser.
Y a veces lo que no se ha elegido, parecen imposiciones, casi imposibles de eludir, ya que por cierto, no es posible decidir en un todo quien o quienes formarán parte de la vida; pero sí es posible, minimizar sus efectos, ante percepciones negativas.
Y entonces, aparecen cosas simples que no siempre se tienen en cuenta por el motivo que sea, que es el relacionarse con gente positiva. Está demostrado por estudios científicos la existencia de una tendencia natural de las personas a imitar o mimetizarse en muchos aspectos de la conducta que percibimos y observamos a nuestro alrededor. Lo que indefectiblemente determina cada una de las partes del todo, la vida.
Y muchas veces, el ser humano, insiste en mantenerse donde está, más allá de incomodidades e incluso sufrimientos sin saber el porqué. El ser humano y esa rara habilidad de resistir a aceptar que está en un supuesto lugar equivocado, tal vez sí, tal vez no. Y podrá ser posible, ver los errores, o lo que se creen errores como parte del crecimiento; y empezar a vislumbrar que lo que se conoce como autoestima se inicia en respetar la realidad.
Entonces, en un nivel situado en lo profundo, se puede decir que aceptarse es una virtud, la de tomar el compromiso de valorarse, de aceptarse, de abrazar los pensamientos propios, los sentimientos, las emociones, los deseos propios y probar con ellos, hacerse cargo de ellos; no con evasión, no con negación, no con rechazo.
Las metas, nuestras metas, nos llevan irremediablemente hacia adelante. Hacen que utilicemos todas nuestras facultades. Las metas dan energía a nuestra existencia.
Y podremos llegar a ver que Vivir es la cosa menos frecuente en el mundo; y podremos preguntarnos ¿existir o vivir?
Una historia de motivación
La Renovación de Águila
El águila es el ave de mayor longevidad de su especie. Llega a vivir hasta 70 años. Pero para llegar a esa edad, deberá tomar una decisión sería y difícil a la mitad de su vida.
A los 40 años sus uñas están apretadas y flexibles. El águila no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta, por lo tanto no tiene fuerzas para sobrevivir.
Su pico largo y puntiagudo se curva de tal modo que este llega a su pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, ahora sus plumas son gruesas. Por lo que volar se ha convertido en algo difícil y cansado.
Entonces el águila tiene solamente dos alternativas: Morir o enfrentar su doloroso proceso de renovación que dura 150 días. Este proceso consiste en volar a lo más alto de la montaña e instalarse en un nido cerca de un paredón, donde no tenga la necesidad de volar. Ya instalada en su nuevo hogar temporal, el águila comienza a golpear su pico contra el paredón hasta conseguir arrancarlo. Después de haber sufrido este terrible dolor, esperará el crecimiento de su nuevo pico solo para poder arrancar una a una sus uñas, blandas e inservibles. Una vez que estas crecen, comenzará arrancar su plumaje viejo y pesado.
Después de cinco largos meses de dolor, hambre y transformación, sale del nido para enfrentar el famoso vuelo de renovación que le dará 30 años más de vida. Finalmente el águila es un ser renovado, que estuvo dispuesto al dolor, hambre, frio, solamente con la convicción de vivir una nueva vida.
Comparando a este legendario ser con la vida de los seres humanos; en nuestra vida muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación. Para emprender nuestro vuelo al éxito debemos estar dispuestos a pagar el precio, muchas veces este viene acompañado de dolor, hambre, desesperación y miedo. Estos motivos hacen que la mayoría no quiera emprender un cambio en su vida. Y habrá hábitos, costumbres, pensamientos, acciones y recuerdos del pasado. Libres del peso de ese pasado podremos aprovechar el resultado valioso que la renovación trae consigo a nuestra vida.
Tú eres un águila invencible, capaz de enfrentar el dolor y superar la adversidad. El mundo te necesita y lo conseguirás si estás dispuesto al cambio. Desprende tus nuevas alas y emprende el vuelo hacia tu nueva vida.
“Quiero capturar éste momento
Y convertirlo en un segundo eterno
Quiero recurrir a su recuerdo
Cuando me amenacen malos tiempos
Quiero desafiar las leyes
De la vida y de la muerte
Quiero regresar a este lugar
Donde el tiempo aún me pertenece…
Quiero que mi espíritu inmortal
Vuelva a la vida cada nuevo día
Cada nuevo día…”
LobosMagazine 2019 LM™
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN