La ciudad entera se sentía irritantemente helada, rígida, como un cadáver, diría algún predecible cronista de tv; mientras jugaba con la cuchara en el pocillo de café y miraba a la calle, en el bar de todas las mañanas; y pensaba mientras, “¿para conseguir algo importante, uno debe pagar un precio?”, Sí, se dijo “son las normas de este mundo” ¿será asi?, y siguió pensando que, ¿será que vivimos en un mundo tan cómodo y nuestra sensibilidad va languideciendo?; y que cuando algunas cosas se miran desde muy arriba, de una ansiedad elevada, casi todas las cosas parecen lindas. Sí tenía muy claro que prefería el café caliente y cargado por la mañana, tal cual sus fantasmas de madrugada. Se sentía envuelto en una intriga, “estoy dentro de una hipótesis, o estoy fuera”, “dentro” “fuera”, “inspiro”, “retengo el aire”, “espiro”, inspiro, retengo, espiro; tenía una sensación que él respira un aire diferente, que los dos no respiraban el mismo aire. Mientras seguía esperando se preguntaba qué cosa significaba ser libre, ¿será eso que… si uno se escapa de una jaula, se encontrará luego en otra distinta y más grande?, una jaula o un pozo es lo mismo, que ocurrencia, pensó, ¿es posible que haya gente que se meta en un pozo, en el fondo y se ponga a reflexionar? … tal vez. Miraba hacia la calle desde el bar… la ciudad seguía helada y rígida como el cadáver que describía el predecible cronista de la tv; y pensaba que ahora lo único que le quedaba era un corazón incoherente, con dudas, ¿qué será de ti, que será de mí?, secretos y mentiras, y que tal vez iba cerrándose cada vez más seguramente debido al frío del invierno… tal vez… - DEL EDITOR -
Los ex…tremos no se tocan
José Pepe Juliá
Mientras se esmeraba en hacer girar con prolijidad la cucharita en su pocillo de café, Ernesto, con la parsimonia que lo caracteriza, miró a Mabel y sin introducciones aclarativas le asestó:
— ¿Te diste cuenta que nunca más hablamos de ex…?
Se atragantó Mabel interrumpiendo el final de la pregunta. Justo cuando le había pegado un mordiscón talle XL a una medialuna, Ernesto le sale con esto de los ex.
— ¿Estás bien? ¿Tomá un poco de agua?—se preocupa Ernesto.
Tardó en recomponerse y agradeció al cielo que se lo haya planteado en voz baja y que la concurrencia fuese escasa a esa temprana hora de la mañana en el Bar donde desayunan antes de internarse en el edificio de enfrente donde administrativamente trabajan en oficinas diferentes.
Quiso serenarse pero la mente, en su versión femenina mucho más rápida que los músculos, la empujó a tomar una posición táctica y defensiva ¿Qué le contaron a Ernesto? O lo que es peor aún ¿Qué vio?
—Mirá Ernesto, creo honestamente que este no es ni el lugar ni el momento para hablar de nuestros ex ¿Qué se te dio por sacar el tema? ¿Algún achaque de inseguridad? ¿Estás dudando de lo nuestro? Después de tres años de convivir en pareja me estas incomodando con tu pregunta. De nuestros ex ya hablamos en su momento ¿te acordás? Alguno que otro se me habrá olvidado ¿Qué sé yo? Yo no los tengo anotados en una libretita para pasar lista, como seguramente lo harás vos ¿no? A ver, decime Ernesto ¿Vos tenes contacto con alguna ex que yo no conozca? ¿O hay alguna nueva en el historial? Decímelo con tiempo así te organizo la despedida…
Ernesto amagó con decir algo pero Mabel apuntándolo con lo que quedaba de la medialuna no le cedió la palabra y siguió con su alegato.
— ¿Me estás pasando facturas? Y no menciones la medialuna porque sabes que no me gustan tus salidas infantiles que solo festeja tu familia ¡¡No me hagas hablar de tu familia, por favor!! Nunca están cuando los necesitamos. Siempre le dan prioridad a mi cuñadita.
Ernesto trata de decirle que baje un poco el tono porque se están convirtiendo en el centro de atención.
—Ahora el señor me hace callar. Tira la piedra y esconde su nueva amante—se defiende elevando la voz, olvidando las gracias que minutos antes le dedicó a Dios por la discreción que tuvo Ernesto al plantear el espinoso tema de los ex para que no traspase los límites de la mesa.
—Escuchame Mabel no me dejaste…—intenta imponer un comentario sin suerte.
—No me interrumpas Ernesto. No me interrumpas. A ver ¿A dónde querés llegar con tu pregunta? ¿O tus amiguitos te están queriendo llevar al terreno que ellos conocen muy bien? Ahora fijate bien lo que vas a preguntar, porque si me a buscar la lengua…
—A ver Mabel si nos vamos calmando un poco—quiso serenar la situación Ernesto y logró que Mabel se exacerbara un poco más.
—Vos tiras la bomba y querés yo me ponga a hacer un tiramisú o a regar las plantas. Siempre tuviste esa habilidad de hacerme sentir culpable de todos tus fracasos.
—Precisamente ahí quería llegar Mabel. A “nuestros fracasos”— remarcando en el aire con sus dedos las comillas. Conteniendo su salida de eje, dio un golpe en la mesa que obligó a retroceder a toda la artillería que ella tenía desplegada sobre el mantel apuntando a Ernesto.
—No sé bien qué entendiste. Nunca pasó por mi cabeza hablar de nuestros ex. No me dejaste terminar la pregunta. Yo hablaba de nuestras ex…pectativas de tener un ascenso. De poner sobre el escritorio nuestras ex…periencias de tantos años trabajando en lo mismo. Te diste cuenta que dejamos pasar muchas oportunidades para pelear una jerarquía más. Quería plantearte que estuve hablando con el nuevo Jefe de Área, no sé si lo tenés visto, Daniel se llama ¿El que reemplazó hace un par de meses al viejo cascarrabias de Raúl?— Hizo una pausa para tomar el último sorbo de café.
A Mabel se le encendieron las mejillas al escuchar el nombre del Jefe y se sintió perturbada. Más que tenerlo visto, lo tiene presente. Es muy probable que jamás le diga a Ernesto que Daniel, el morochón de ojos claros. El del perfume exótico. El de las manos cuidadas y el dueño de la sonrisa encantadora, es el que le endulza los oídos con proposiciones cada vez más atrevidas como delicadas desde que se cruzaron en el ascensor hace un par de meses.
“Es mi carta escondida en la manga, Ernesto”, pensó en decirle. Pero se quedó ambiguamente callada.
José Pepe Juliá
Los Cuentos de Pepe
LobosMagazine 2019
“Dí, qué será de ti, qué será de mi,
Cuando estalle el fin,
esta relación,
tu me dirás que no,
nada sucedió…
Gente nace y gente muere cada día,
los demás nos limitamos a estorbar
y jugamos a secretos y mentiras
y despues nos lamentamos…”
LobosMagazine 2019 LM™
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN