Maduro quiere llevar a cabo una masacre como la de Pol Pot (*)
Lo que sucede en realidad es una redistribución del dinero en beneficio de unos cuantos, en este caso de los chavistas.
Por Vanesa Vallejo
¿Quiénes le creen a Maduro pensaran que el tirano ha encontrado la cura para la pobreza?
Nicolás Maduro ha anunciado un paquete de medidas para, supuestamente, combatir la crisis económica que atraviesa Venezuela. Como consecuencia de la insensatez anunciada por el chavismo hay pánico, la gente no sabe qué va a pasar y la mayoría de supermercados y tiendas amanecieron cerrados. Pero, increíblemente, lo que ha sucedido hoy no es nada a comparación de los días tan oscuros que se vienen para Venezuela como consecuencia de lo anunciado por el tirano. Maduro ha decretado una masacre.
La insania decretada por el tirano
De ahora en adelante el bolívar tendrá cinco ceros menos. La nueva moneda que circulará será el “bolívar soberano”. Se ha decretado, además, que el salario mínimo pasará de 5.196.000 bolívares a 180.000.000. Lo que significa un incremento de alrededor del 3.400 %. Con el cambio del cono monetario el salario quedará entonces en 1.800 bolívares soberanos.
Maduro asegura que un petro, la criptomoneda que él inventó, vale 60 dólares. Tomando el precio del dólar en el mercado negro, el viernes, que fue de 6.000.000 de bolívares fuertes, afirma que un petro vale 360.000.000 de bolívares. De ahora en adelante, el salario mínimo será medio petro, de ahí los 1.800 bolívares soberanos como nuevo salario.
Ha insistido en que ahora los bolívares fuertes están anclados al petro, el problema es que esa criptomoneda, al igual que el bolívar de siempre, es manejada por Maduro, por lo que ahí no hay cambio alguno.
Estas cifras abruman a muchos. El punto fundamental a entender es que Maduro ha incrementado 34 veces el salario mínimo. Y que ha prometido que el Gobierno “asumirá por los próximos 90 días el diferencial de la nómina salarial de toda la pequeña y mediana industria del país para que no haya impacto sobre la inflación”. Según él, de este modo no habrá excusas para incrementar los precios.
Quienes aún le creen a Maduro piensan, entonces, que los precios no aumentarán y que tendrán 35 veces su sueldo actual. Por lo tanto, según los chavistas habrá tanta prosperidad que los venezolanos que han salido del país volverán para disfrutar de tal riqueza.
Por qué lo anunciado por Maduro es un crimen?
¿Quiénes le creen a Maduro pensaran que el tirano ha encontrado la cura para la pobreza? Acaso no se dan cuenta que si mañana el Gobierno decreta que el saldo bancario de cada persona se multiplique por 3 o por 35, como ha querido Maduro, seguirá habiendo el mismo número de zapatos, manzanas, televisores y cualquier bien en la economía.
Milton Friedman se refirió al respecto con su ejemplo del helicóptero. Decía que si un helicóptero repartía billetes en una isla de modo que cada persona quedara aproximadamente con la misma cantidad de dinero, el único efecto que se vería sería un aumento de la inflación. Los precios subirían, pero la gente no podría tener más bienes.
Es fácil ver que la repartición de billetes no habría mejorado la capacidad productiva, ni la infraestructura, ni habría más bienes y servicios en la isla. Por lo que el efecto sería simplemente el de un aumento de los precios.
Lastimosamente, lo que ocurrirá en Venezuela, y lo que ocurre en la vida real, no es exactamente lo que sucede en la isla imaginada por Friedman, porque en la vida real el Gobierno no reparte el nuevo dinero al mismo tiempo y en la misma cantidad entre todas las personas, como hace el helicóptero imaginado por el economista. Pero el ejemplo es perfecto para mostrar la realidad a quienes aún creen que la solución a la pobreza es imprimir billetes o poner dinero en cuentas.
Ampliar la base monetaria, ya sea imprimiendo dinero o multiplicando los saldos en las cuentas, implica en la vida real que unos pocos reciben primero esas nuevas unidades monetarias, y luego, poco a poco, en un proceso que puede durar incluso años, el nuevo dinero se va esparciendo entre la población.
Lo cual quiere decir que las primeras personas que reciben el nuevo dinero creado por el Gobierno comprarán bienes y servicios a precios actuales, que no han todavía capturado ese incremento en la masa monetaria. Poco a poco los precios empezarán a subir y en determinado momento habrá gente a la que ni siquiera le habrá llegado ese nuevo dinero, pero tendrá que pagar unos precios mucho más altos. También habrá gente a la que le llegue parte de ese dinero, pero el aumento en sus ingresos no compensará el aumento en los precios.
Lo que sucede en realidad es una redistribución del dinero en beneficio de unos cuantos, en este caso de los chavistas, que son los que primero recibirán el nuevo dinero. A medida que los precios vayan subiendo, la mayor parte de la población va a ver cómo su capacidad adquisitiva se reduce.
La devaluación, el aumento del dinero que plantea Maduro, es una forma de robarle a la mayor parte de la población sin que esta siquiera se dé cuenta.
Puntualizando
Maduro dice que pagará el diferencial del nuevo salario a la pequeña y mediana industria, pero el trabajador debe tener el carnet de la patria. Es un intento de controlar a la población, o se es chavista o se muere de hambre. Pero la mayoría de empresarios desconfían de esta promesa y saben que muchos se quedarán sin el dinero prometido. Las grandes empresas y los comercios no recibirán dinero del Gobierno. Todas las compañías que se queden sin el auxilio tendrán que cerrar o despedir a gran parte de sus empleados porque no podrán costear los incrementos decretados.
La escasez aumentará en los próximos días debido a que las empresas que no podrán funcionar con los nuevos salarios decretados y con los controles de precios, deberán cerrar o disminuir su producción.
Para quien no saque el carnet de la patria y no reciba el auxilio del Gobierno, o no logre de alguna forma que su salario aumente por lo menos en un 3.400 %, le será imposible sobrevivir.
Los precios subirán en mayor proporción que el aumento del salario, aunque Maduro en que esto no será así.
En la medida en que los bienes no aumenten, como explica el ejemplo del helicóptero, sino que incluso disminuyan por el cierre de empresas, los precios tendrán que subir.
El nuevo dinero que introducirá Maduro en la economía llegará, como explicamos antes, primero a los chavistas, quienes saldrán ganando a costa de la mayoría de venezolanos que verán un incremento en su ingreso que no compensará el de los precios. Otros ni siquiera verán un aumento en su sueldo, muchos quedarán desempleados, pero igual tendrán que afrontar los nuevos precios, que estarán por las nubes. En los próximos días, tal y como sucede desde el domingo, la mayoría de tiendas y comercios estarán cerrados. Los comerciantes deben calcular los nuevos costos, ver la estructura de reposición, y muchos tendrán miedo a ser saqueados.
Maduro y la gente que lo rodea es demasiado ignorante, o son demasiado malvados y quieren llevar a cabo una masacre como la realizada en Camboya por Pol Pot. Parece que pretenden que en Venezuela solo puedan comer unos cuantos, que por supuesto serán los chavistas y seguidores del tirano.
Vanesa Vallejo . Periodista independiente: Economista. Columnista en RCN Radio de Colombia.
(*)Saloth Sar (Prek Sbauv, Camboya; 19 de mayo de 1925-Camboya, 15 de abril de 1998), más conocido como Pol Pot, fue un dictador camboyano, y el principal líder de los Jemeres Rojos desde la génesis de estos en la década de 1960 hasta su muerte en 1998. Fue también primer ministro de Kampuchea Democrática, nombre oficial del Reino de Camboya durante la dictadura de los Jemeres Rojos, entre 1975 y 1979. Forjador de un estado de corte maoísta, Pol Pot pasó a la historia como el principal responsable del denominado genocidio camboyano, que fue la principal razón de la constitución de un tribunal internacional, en 2006, para juzgar a los líderes supervivientes del régimen.
Una vez conquistado el poder en 1975, Pol Pot llevó a cabo una drástica política de reubicación de la población de los principales centros urbanos hacia el campo, con el objeto de implantar un comunismo de corte agrario. Los medios empleados incluyeron el exterminio de los intelectuales y otros enemigos burgueses. Su resultado fue la desaparición de entre un millón y medio y dos millones de personas. Tomando las estadísticas presentadas por K. D. Jackson, el 17 de abril de 1975 -año en el cual los jemeres rojos tomaron Nom Pen- había en Camboya una población de 7,3 millones de habitantes, mientras que tres años después, en 1978, la población disminuyó a 6 millones. K. D. Chandler señala como razones de este drástico descenso de la población -que calcula en 1,5 millones de desaparecidos- a la miseria, la malnutrición, los trabajos forzados y las enfermedades mal atendidas en general. Además se calcula que alrededor de 200.000 personas, probablemente muchas más, fueron asesinadas, ejecutadas sin juicio como si fueran enemigos, entre los que se contaban niños, ancianos y personas pertenecientes incluso al mismo Partido. Debido a que la mayoría de las víctimas pertenecían a la etnia jemer, Jean Lacouture denominó a este proceso «auto-genocidio».
LobosMagazine 2018