El Abrazo
Por José Ramón Díaz Martínez
La importancia de abrazarnos
(*)Define la real academia “abrazo” como: acción y efecto de abrazarse, ceñir o estrechar entre los brazos.
Desde que somos pequeños utilizamos el lenguaje no verbal, y una parte de ello es el contacto físico.
La comunicación del tacto es una parte muy importante para nuestro crecimiento emocional y sin embargo, es una de las que menos se utiliza.
Tocar y ser tocado es una necesidad
Las manos transmiten, son uno de los comunicadores por excelencia, así que debemos utilizarlas, acariciar; dar la mano, un abrazo, transmite muchas veces esas necesidades que tenemos. Y, por vergüenza no lo solicitamos. Que la gente se toque no está bien visto por la sociedad, solamente está permitido en momentos determinados, (pareja, masajista, médico, peluquería…); nos movemos con vergüenza y necesitamos tanto que nos toquen, tenemos tanta necesidad de afecto, de solidaridad, de cercanía… El tacto es la única manera de transmitirlo.
Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado. Acrecientan la voluntad de vivir a los enfermos.
4 - 8 - 12
Es sabido y dicen, que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como personas.
Cuando nos tocamos y nos abrazamos, con espíritu solidario y alegre, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos.
Un abrazo hace que uno se sienta bien todo el día, abrace al que tiene a su lado y compruébelo.
El acto de tocar puede comunicar más amor en cinco segundos que la palabra en cinco minutos. Abrazar a alguien que ha tenido un mal día puede ser más curativo que todas las palabras de apoyo que podamos articular. Saludar a alguien con un tierno abrazo le estamos transmitiendo de una manera sincera “estoy realmente contento de verte”.
A veces tratamos de buscar la palabra adecuada, para expresar lo que sentimos y nos cuesta mucho trabajo encontrarlas.
Intenta a ver qué pasa… un abrazo
Qué es la abrazoterapia? El término se le atribuye a Kathleen Keating, quien escribió un libro, sencillo pero con mucho talento, humor y calidez sobre el tema de los abrazos. “Abrázame” (Editorial Vergara). La definición perfecta sería : “una sesión de mimos”.
Desde el punto de vista médico, la abrazoterapia nos habla de que el contacto terapéutico, reconocido como instrumento esencial para la curación, forma parte del adiestramiento de las enfermeras, en la actualidad, en varios centros médicos de importancia. Se lo emplea para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad; para acrecentar en los pacientes la voluntad de vivir; para ayudar a los bebés prematuros que se han visto privados de contacto en sus incubadoras, a crecer y fortalecerse.
Así es que, el primer paso para llegar a ser unos buenos “abrazadores”, sería abrir nuestro corazón y nuestro cuerpo a todas las sensaciones, olvidándonos un poco de esos molestos sentimientos de vergüenza, timidez, ridículo… que nos coartan y nos alejan del bienestar y lanzarnos a la aventura de la experimentación.
El Poder de un Abrazo
Para abrazar solo se necesita una persona dispuesta a recibir y a mostrar su vulnerabilidad (abrazado) y otra preparada para aventurarse a entregar una pequeñísima parte de sí mismo.
Y además…
Estar dispuestos a sacar el niño que llevamos adentro.
Explorar y ponerse en contacto con la parte divina que todos poseemos.
Honestidad sincera.
El abrazo precisa valentía para ser vulnerable y conlleva el riesgo de que nuestro abrazo sea rechazado o mal interpretado.
El abrazo es asexual.
Afirma y aumenta nuestra capacidad de compartir.
Armoniza los corazones de los amigos.
El abrazo crea cierto tipo de adicción al cariño, la alegría.
Igual que la risa, es altamente contagioso.
“El alma encuentra muchas formas de expresar lo que uno siente, haz del abrazo una de ellas”
En las personas mayores
El sentido del tacto, posiblemente, sea el último en desaparecer, por lo que es especialmente eficaz con las personas mayores. Éstas representan el porcentaje de población más aquejado de enfermedades y dolencias y también suelen ser los más carentes de tacto a nivel emocional. En la sociedad en que vivimos actualmente, cada vez hay más ancianos que viven solos; esto implica que sobreviven desatendidos física y emocionalmente, que soportan solos sus dolencias, su propia degeneración física y su soledad al fin y al cabo.
Como les puede ayudar un abrazo:
Primero acrecienta su bienestar físico y mental.
Ahuyentando la soledad.
Nos tranquiliza y hace que desaparezcan los miedos.
Retrasa el envejecimiento.
Hace soportables los días insoportables.
Fortalece la autoestima.
Un abrazo nos da seguridad, pues todos en la vida necesitamos sentirnos seguros. Nos da protección y serán los ancianos y los niños los que más la necesiten. Nos da confianza. Nos da fortaleza, cuando transferimos nuestra energía con un abrazo, aumenta nuestras propias fuerzas. Nos da autovaloración nos sentimos reconocidos y valorados como personas.
En muchos de los talleres que realizo con los mayores, una de las dinámicas con las que trabajo de manera habitual consiste en crear un buen ambiente donde cada uno sea protagonista durante un período pequeño de tiempo, durante el cual pedirá a sus compañeros algo que desee y que en su vida cotidiana, le da vergüenza o no se atreve a pedir.
La gran mayoría pide dos cosas: la primera, que sus compañeros le den un fuerte abrazo. La segunda, que le digan cosas bonitas que le hagan sentirse bien.
Si reflexionamos sobre este hecho, esto nos confirma la opinión que siempre he tenido, de que uno de los principales motivos que hacen que se acerquen a estos talleres, es la gran necesidad de ser escuchados/as, de contar cosas, sentirse entendidos/as, que reconozcamos la labor que realizan y lo poco que se le valora en su entorno familiar.
Son personas resignadas, en su casa, pero con ganas de conocer gente nueva, que las valore y que compartan con ellas las ganas de crear, jugar y que entiendan sus necesidades y que juntos participen, investiguen, busquen ese mundo interior emocional, que tanto tiempo han tenido dormido.
Y eso es uno de los objetivos a tratar, que comprendan que sus problemas tanto a nivel físico como afectivo son los mismos que tienen sus compañeros/as y a la vez tomen las riendas y se expresen libremente.
Y poco a poco, con mucho esfuerzo por todas las partes, se va logrando. Ver cómo cambian sus caras cuando son abrazados, cómo se emocionan y cómo sus emociones se disparan, logrando que el grupo se sienta participativo y receptivo hacia la persona que en ese momento está siendo abrazado. Algo conmovedor y esperanzador.
Es importante que nuestros mayores logren comprender, qué se siente cuando abrazamos a otra persona. Aprender a distinguir cómo ese contacto puede ser calmante, cariñoso, afectivo, consolador o que genera seguridad.
A veces uno piensa en la suerte que tienen los animales, en como los tocamos, en cómo damos muestras de cariño al hacerlo y uno piensa que sean ellos los que reciban lo que nosotros como seres humanos, tanto necesitamos.
A medida que vamos envejeciendo, van disminuyendo las oportunidades de contacto físico y más, si uno de los dos miembros de una pareja fallece, entonces es cuando el contacto físico del que sobrevive desaparece casi por completo.
Y es en la vejez cuando necesitamos más contacto, pues es cuando nos encontramos más asustados, solitarios y deprimidos.
Para finalizar, lo vamos a hacer con unas palabras, un gran impacto de un poema que encierra una gran ternura, nostalgia, que le provocará un cierto escalofrío y no lo dejará impasible.
Espero que su lectura nos haga reflexionar sobre la terrible soledad y necesidad de contacto y cariño a la que puede llegar una persona mayor, … y cualquier otra también.
Un poema de Donna Swanson
Minnie Remembers:
Dios,
Mis manos son viejas.
Nunca lo había dicho en alto,
Pero lo son.
Antes estaba orgullosa de ellas.
Eran suaves
Como el melocotón maduro.
Ahora tienen la suavidad
De las sábanas ajadas o las hojas marchitas.
¡Cuándo estas manos esbeltas y gráciles
Se convirtieron en garras nudosas y mermadas?
¿Cuándo Dios?
Yacen aquí en mi regazo,
Desnudos recordatorios de este cuerpo cansado
Que tanto ha trabajado.
¿Cuánto tiempo hace que alguien me tocó?
¿Veinte años?
Soy viuda desde hace veinte años.
Respetada.
Me dedican sonrisas.
Pero nunca me tocan.
Nunca me abrazan con tal fuerza
Que me hagan olvidar la soledad.
Recuerdo como me abrazaba mi madre,
Dios.
Cuando me sentía herida en carne o espíritu
Me acercaba a su persona,
Me tocaba el cabello
O me acariciaba la espalda con sus manos cálidas.
¡Oh Dios, estoy tan sola!
Recuerdo el primer muchacho que me besó.
¡Era tan nuevo para ambos!
El sabor de unos labios jóvenes y palomitas,
La intuición de los misterios que vendrían.
Recuerdo a Hank y a los bebés.
¡Cómo podría recordarlos, si no juntos?
Entre torpes intensos de nuevos amantes
Llegaron los bebes.
Y a medida que crecían, también lo hizo nuestro amor.
Dios, a Hank no pareció importarle
Que mi cuerpo se volviese algo más grueso y ajado,
Todavía lo amaba. Y lo tocaba.
No nos importaba no ser ya hermosos.
Y los niños me abrazaban mucho.
Oh Dios!, estoy tan sola!
Dios, ¿por qué no criamos a los niños
Para que fuesen bobos y afectuosos
Y no sólo dignos y correctos?
Cumplen sus obligaciones;
Vienen en sus buenos coches,
Entran en mi habitación y me presentan sus respetos,
Charlan animados y recuerdan el pasado.
Pero no me tocan.
Me llaman “Mama” o “Madre”
O “Abuela”.
Nunca Minnie
Mi madre me llamaba Minnie
Lo mismo hacían mis amigos.
Y Hank también me llamaba Minnie
Pero ya se han ido
Y Minnie también
Aquí sólo queda la abuela.
¡Y Dios! Está sola!
Con un abrazo se confunde todo, incluso el hielo más duro, la amistad más grande, el amor. Pero no quiero confundir con abrazar; abrazos y besos son importantes; pero es que hay muchos tipos de abrazos, los de colores que dan los niños, esos que los niños se sienten protegidos, envueltos; y cuando abrazo a mi madre ella me dice que no es de colores sino de lluvia fresca y tras veces que es de nube. Luego están los de sabores, esos dulces, como caramelo de fresa o helado de chocolate. Ahora … el otro día andando por la calle vi como una pareja de enamorados se daba un abrazo, y me quedé pensativa porque ese tipo de abrazo no lo había visto antes… era azul y muy bonito. Luego están los que me daba mi abuelo, eran de oso panda y eso que no me gustan los osos, pero esos me encantaban. En fin, que te mando un abrazo de cada tipo por todos los besos de colores que tú me das.
(Virginia Fernández)
(*) José Ramón Díaz Martínez . Especialista en Pedagogía Gerontológica ; Laboral. Investigador en pedagogía desde el humor aplicado al mejoramiento de de la calidad de vida de adultos y mayores.
"...Porque en este proceso a largo plazo...
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo
A cadena perpetua de tu abrazo
Acadena perpetua, perpetua de tu abrazo..."
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