Es hora de reconocer que el "populismo caviar" ha fracasado.
Argentina, el fracaso del Populismo Caviar
Opinión
Por Alejandro Tagliavini
Hace un tiempo ya, en otra nota escribí: ¿Es Macri más populista que Evo?, por Evo Morales obvio, y, aunque usted no lo crea, más allá de los discursos intrascendentes y los amigos “conservadores”, en los hechos es realmente más populista, demostrando hasta qué punto un discurso puede confundir a mucha gente.
Evo tuvo, y mantiene, un discurso populista y un inicio estatista que se manifestó, por ejemplo, en la nacionalización de empresas de hidrocarburos, mineras, eléctricas y de servicios. Macri mantiene estatizadas casi las mismas empresas. Pero Evo se moderó y convive con el sector privado. Macri, en cambio, tuvo un discurso “pro mercado”, pero ha fortalecido y agrandado el Estado, sobre todo si sumamos obra pública. Bolivia creció en los últimos 12 años, y en 2015 su PBI avanzó 5,5%, 4,3% en 2016 y 3,8% en 2017.
En Argentina la presión impositiva solamente –habría que agregarle la desbocada inflación y las altas tasas de interés – supera bien al 34% del PBI y en ascenso, debido al descontrolado gasto estatal, mientras que en Bolivia es del 28% con una inflación mucho menor. En 2016 y 2017, la deuda pública argentina nacional subió en U$S 80.269 millones, equivalente al 15% del PBI, con lo que se habría logrado un “crecimiento” – inflado, en rigor – de la economía de sólo 0,6% (2,3% en 2016 y 2,9% en 2017).
Como era previsible, en estos días se ha desatado una crisis terminal, sino fuera que siempre hay interesados en sostener a los populismos, que ha sido tapa de muchos diarios. Por caso el Financial Times (Londres), publicó una nota: “¿Argentina es un caso excepciona?”. Como dice Warren Buffet (el famoso inversor y empresario, uno de los más grandes a nivel mundial) “nunca se sabe quién nada desnudo hasta que baja la marea”, y la marea financiera se ha retirado debido a la solidez del dólar impulsada por la suba de las tasas de interés en EEUU, descubriendo la extrema debilidad de la economía argentina.
Señala el Financial Times que “en una semana, el Banco Central de Argentina destinó U$S 5.000 millones – el 10% de sus reservas en moneda extranjera – y decretó tres alzas de tasas en un intento por detener el derrumbe del peso… es probable que la decisión de subir su tasa oficial, al insostenible nivel de 40% intensifique el pánico”. Imagínese, tasas de interés al 40% ¡?!!. No existe sistema productivo privado que pueda soportar eso.
Claramente la política fiscal argentina – Impuestos y Tasas – es confiscatoria y ante esta realidad los capitales, sobre todo extranjeros, están escapando raudamente al punto que la Bolsa de Buenos Aires cayó más de 10% en pocos días.
Por cierto, ante los hechos que desmienten un acercamiento a la economía de mercado, Macri con un discurso engañoso ha logrado instalar la idea de que la suya es una política “gradualista” y que por lo tanto hay que tener paciencia hasta ver los resultados. Si su política fuera realmente gradualista y se hicieran avances hacia una economía abierta, que atraiga capitales reales, los resultados positivos deberían verse.
Pero en lugar de reconocer que su “populismo caviar” ha fracasado definitivamente y que ya no tiene dinero para seguir financiándolo – ni nadie que quiera prestarle, a tasas razonables – aparece el salvataje del FMI, que se dedica precisamente a ello: salvar insalvables, total, que los burócratas de este organismo multi-estatal no arriesgan su propio dinero, sino que son los ciudadanos de los países miembros los que aportan los fondos por vía impositiva.
Alejandro Tagliavini, Ing Civil ,UBA. Postgrados en Economía, Filosofía y Ciencias Sociales. Ensayista, Columnista independiente. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity del The Independent Institute Of Oakland, Califronia EEUU.
You have to understand the way I am, mein herr
A tiger is a tiger, not a lamb, mein herr
You´ll never turn the vinegar to jam, mein herr...
Usted tiene que entender de la manera que soy, Mi señor...
Un tigre es un tigre, no un cordero, Mi señor...
Nunca vas a convertir el vinagre en mermelada, Mi señor...
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