El verdadero problema de las jubilaciones en Argentina es que son un gasto público. Así de simple.
El verdadero problema de las jubilaciones en Argentina
(*)opinión
Por Ivan Carrino
Economista
Estafar a la gente es prometer lo que no se puede cumplir
El verdadero problema de las jubilaciones en Argentina es que son un gasto público. Así de simple.
Si el ingreso de una persona que deja de trabajar dependiera del ahorro que generó durante toda su vida, entonces no habría ningún debate público acerca de la sostenibilidad de ningún sistema previsional.
Tampoco habría políticos demagogos hablando sobre el arrebato a los derechos.
Probablemente sí habría fascistas de uno y otro lado, exaltados y violentos por algún motivo. Pero al menos éste, no sería uno de ellos.
Si la jubilación fuera totalmente privada, todo el tema sería una cuestión de cada individuo, y a lo sumo, debatiríamos si hay que ayudar desde el estado al que no pudo ahorrar por cuestiones de fuerza mayor.
Del sistema de reparto…
Sin embargo, el sistema de reparto y propiedad estatal, que es el único que tenemos en Argentina, no funciona así.
Acá en Argentina, las jubilaciones de hoy se pagan con los impuestos que se les pueden cobrar a los trabajadores de hoy.
No hay ninguna correlación entre lo que una persona aportó al sistema y lo que ella recibe.
Lo que “aportó” fue, en realidad, un impuesto por trabajar. Lo que recibe es, en realidad un pago estatal que depende de las necesidades de caja de quien paga. Es decir del Estado.
Ahora, el Estado es el gobierno de turno, y al gobierno lo manejan los políticos que quieren ganar las elecciones.
Así, prometen el “oro y el moro”, hasta que se acaba la plata y todo queda en la nada.
Eso fue lo que se ha visto hasta ahora hecho por anteriores gobiernos.
Abrieron generosas moratorias que incorporaron en el sistema previsional a nada menos que 3,2 millones de jubilados y pensionados, el doble de la cantidad que había en 2003.
En el mismo período en que se duplicaba la cantidad de haberes para pagar, quienes son capaces de producir la riqueza en el país para hacerlo (la población ocupada), creció sólo 46 %.
Estafar a la gente es prometer lo que no se puede cumplir.
… a la crisis previsional
Si tenemos un carro tirado por un caballo, hay un límite a la cantidad de gente que se puede subir.
Es decir, llega un punto en que:
O se baja la carga
O se aumentan los caballos
O nos quedamos parados en el medio del camino
Y en ese caso todos pierden.
Pero los políticos demagogos seguramente terminen echándole la culpa al que maneja el carro, o también al caballo, en lugar de a quien invitó a subir a los pasajeros prometiéndoles que iban a llegar sin problema a destino.
Lo mismo le pasa al sistema previsional. A las moratorias se suma una fórmula de ajuste de los haberes que hace que cada vez se gaste más en previsión social en términos de PBI.
Hoy en día Argentina es de los países que más gasta (en la OCDE) en previsión social. Los primeros tres Grecia, Italia y Portugal, los tres con crisis fiscales. Argentina está en el sexto lugar.
Nosotros, la Argentina, estamos igual de mal. Con una inflación que está entre las 10 más altas del mundo, gracias a que el Estado está quebrado y le ha pedido al Banco Central que emitiera a lo loco por una década y media.
El populismo un día se acaba y se acaba mal. Todas las promesas se esfuman, porque estaban basadas en sacarle plata al vecino, pero resulta que si se sigue por ese camino, el vecino se va del país y no hay después con qué pagar lo que se prometió.
Así es como está hoy el país.
Un Estado en quiebra, porque gasta $600.000 millones más de lo que le ingresa. Y un sistema previsional igual de quebrado, porque gasta $364.000 millones más de lo que recauda por contribuciones patronales y aportes personales.
Mero cambio de fórmula
En medio de todo esto, el gobierno nacional intenta, al mismo tiempo que equilibrar las cuentas fiscales moderando el aumento del gasto público, evitar que los jubilados y pensionados de hoy pierdan poder de compra.
Así es que lo más importante que se discutió y se aprobó finalmente el martes 19 en la Cámara de Diputados fue el cambio de la fórmula de actualización de los haberes, lo que igualmente hará que los jubilados en el futuro tengan ingresos que superen la inflación.
¿Es que esta fórmula es mejor que la anterior? Depende para quién y en qué período de tiempo.
Si lo miramos a corto plazo, esta fórmula implica que los jubilados ingresarán menos de lo que habrían ingresado de aportes. Ahora desde el punto de vista de la sostenibilidad fiscal, la nueva fórmula ayuda a cumplir las metas.
A largo plazo la cuestión es distinta. La nueva fórmula da mayor previsibilidad a los ingresos y podría incluso ser mejor para los jubilados. Por otro lado, si sirve para mejorar la confianza en las metas fiscales del gobierno, podría evitar una crisis.
Esto es particularmente importante
Recordemos que en el año 2002, cuando la crisis fiscal del menemismo-delarruismo terminó en la devaluación del duhaldismo, la jubilación mínima cayó un 29 % en términos reales y el haber medio se redujo un 33 %.
O sea, cuidado. Porque por evitar un cambio a corto plazo, podemos comprarnos el pasaje a una nueva crisis terminal.
La ley se aprobó, pero falta demasiado todavía como para resolver el problema fiscal y de competitividad del país.
Está la sociedad argentina lista para enfrentar el desafío? La violencia en la plaza, los cacerolazos y la opinión de algunos periodistas frente a estos cambios, hacen dudarlo seriamente.