La tolerancia y el respeto no son caminos de una sola vía: Mi libertad termina donde empieza tu libertad, y viceversa
Del Crepúsculo al Amanecer
La tolerancia y el respeto no son caminos de una sola vía.
El lunes 18 de diciembre de 2017 que vivimos, será una fecha más, inolvidable tal vez, pero olvidable por lo patética, violenta y peligrosa para la democracia argentina: Es mejor que sea olvidable pero que sirva como lección. No es la primera vez que pasa. Se puede decir que basándose en el rechazo de las reformas previstas en temas económicos y sociales de la administración actual, los sindicatos y los llamados partidos de izquierda, convocaron a una huelga general y manifestación masiva. Esto no quiere decir que se defienda él o los proyectos en sí, la forma, el modo y el tiempo en que se decide tratar esos temas en el Congreso. El gobierno actuó de forma estúpida, y está a la vista. Y que pasó?, lo que es un derecho de la democracia, se transformó en una demostración de violencia, odio, ataques a la propiedad privada y a las libertades individuales, y destrucción, y todo muy bien organizado. Todo muy bien organizado.
Durante horas se pudo ver por televisión en vivo, ataques en la calle por encapuchados, con garrotes, cadenas, lanzas y armas blancas improvisadas, lanzando nubes de piedra, bombas molotov y cualquier cosa que sirviera para atacar, sobre policías que limitados a no usar la fuerza; hicieron lo que podían para garantizar el funcionamiento del Congreso de la Nación. Y que a ninguno le importaba ni le importa el destino de los jubilados: Ni a los de afuera ni a la mayoría de los de adentro, salvo algún caso muy aislado.
Todo lo que se vio por televisión, toda la cobertura de la prensa argentina y extranjera, dejó muy en claro lo que estos actores entienden por democracia y cultura democrática. Esto es violencia lisa y llana, en lugar de una controversia abierta, directa y discusión, intercambio y búsqueda de soluciones. Pero no fue ni es así, impera la violencia en lugar de la tolerancia; destrucción en lugar de respeto, y la no aceptación de las libertades y de la propiedad privada. Odio.
Por otra parte ha quedado muy claro que esos grupos llamados de izquierda y especialmente los sindicatos, que no defienden ni representan a los trabajadores; no son la solución a los problemas de Argentina, sino su causa. No es tan difícil ver esto, sus “conceptos” y “soluciones” son del pasado, inclusive del último milenio. No existe, no hay ningún ejemplo o algún país donde estos conceptos funcionen.
Lo opuesto a lo anterior es la realidad, que se puede probar con un simple ejemplo, si se mira con un poco de atención los procesos migratorios. Es decir, donde quiera que se de migración de personas, hacia donde se da?, pues hacia países donde impera la libertad de ideas y de desarrollarse libremente. O alguien ha visto olas de refugiados o de inmigrantes con rumbo a China, Rusia, Cuba, Corea del Norte o Bolivia? Ni hablar de la agonizante Venezuela. Nadie quiere ir a esos paraísos? Por qué? Hágase la pregunta!
Y aun teniendo claro que estos países no son el paraíso, los ciudadanos, grupos sociales y partidos políticos deben tener el derecho de expresar, manifestar y difundir sus opiniones e ideas, sin importar si son correctas o erradas, si son ideas vetustas o modernas, buenas o malas. De esto se trata, lo que llamamos democracia y cultura democrática.
Esta articulación, absolutamente sí, tiene que cumplir y obedecer a las reglas de la democracia, de la Constitución Nacional. Discusión no violenta, tolerancia a los otros en el intercambio de ideas y aceptación de las instituciones democráticas como el Congreso de la Nación o el Gobierno, si éstos son elegidos de manera democrática. Y esto último nadie puede negarlo en el caso de la República Argentina.
Y que fue lo que se vio?, a muchos legisladores, y “representantes”, que durante esa jornada y días siguientes, se quitaron la máscara, con la que engañan a sus votantes, y en lugar de condenar la violencia y el odio, culparon al gobierno de turno, de la escalada de violencia.
Según esta gente, se podría tener la impresión de que todo, incluso la violencia, el odio y la destrucción, se justifican para obtener sus objetivos, como por ejemplo, impedir que el Congreso sesione.
Hay que tener en cuenta que ésta no fue la primera vez que en este año se convoca a una huelga nacional por los mismos grupos y “partidos”, y tener en cuenta que tampoco en anteriores ocasiones éstas fueron pacíficas. Se puede decir que violencia, destrucción, saqueo y odio son elementos genuinos de lo que puede ser una definición falsa, sometida y venal de democracia.
Y los ciudadanos qué?! Y aquí empieza la responsabilidad de la mayoría de los argentinos y de la sociedad civil en este país.
La sociedad civil toda debe reaccionar contra y ante los actos de violencia, ultraje a la libertad, y enviar un claro mensaje a los grupos violentos, sea de dónde sean: “Si aceptamos que ustedes tienen distintos valores, opiniones opuestas, hasta incluso distintas formas de vida. Ustedes tienen el derecho de articular sus ideas en público,, difundirlas y todos debemos defender esos derechos; pero, esperamos, es su deber, que respeten las reglas de la democracia y muestren la misma tolerancia con aquellos que no comparten sus puntos de vista. Y de estos casos o ejemplos hay de un lado y de otro. La tolerancia y el respeto no son caminos de una sola vía. Mi libertad termina donde empieza tu libertad, y viceversa”.
Esto es lo que hace una democracia y una cultura democrática.
Se puede decir que es una propuesta y un compromiso: Por supuesto que decir y/o leer esto comparado con el bombardeo de la ignorancia mediática que entra a las casas de todos, parece una cosa idealista, estéril, que no lleva a nada. Y no todos están precavidos de esa invasión de la ignorancia, sistemática, todos los días, con su patética máscara de periodismo, que lo toman y lo tratan a usted como a un idiota.
Tampoco hay duda que ninguno de todos nosotros está siempre en lo correcto, ni plantea las mejores soluciones seguramente. Pero es importante, necesario que todos podemos aprender de otros. Al menos intentarlo. Detener la violencia. Detener la violación de los derechos y las libertades de los otros.
De lo contario no hay destino coherente y racional como sociedad.