La Justicia es la institución del Estado que más ha influido en el retraso político, económico, social y cultural desde el advenimiento de la democracia en 1983. Representa, o debería, el equilibrio entre poderes, la relación Estado y Sociedad.
ES LA JUSTICIA, ESTÚPIDO!
por Hugo L. López Tanco
Ya es de sentido común separar a la justicia del Estado cuando se realizan o escuchan charlas coloquiales (aún en medios de prensa) y hete aquí que no, es uno de los tres poderes que lo conforman. Lo que suele suceder es que –a propósito- muchos comunicadores, influencers y demás utilizan indistintamente los términos Estado y gobierno como si fueran lo mismo.
Hecha esta salvedad, vamos a intentar abordar el tema de la justicia argentina desde varios puntos de vista, de modo que sea posible advertir que es quizás, la institución del Estado que más ha influido en el retraso político, económico, social y cultural desde el advenimiento de la democracia en 1983, porque precisamente representa el equilibrio entre poderes, la relación entre Estado y Sociedad Civil y el factótum absoluto para que funcionen los frenos y contrapesos que hacen a una república.
Siendo parte de este conglomerado, no tengo empacho en afirmar que la mayoría de sus integrantes no se interesan por su trabajo, ni pensar siquiera en vocación, búsqueda de la verdad o cuanta paparruchada solemne se les ocurra. No, en realidad la abulia, el desinterés, cuando no la corrupción, banalidad o negligencia son las que imperan.
Demoras absurdas en diligenciamientos, complicidad con los delincuentes, asociación con los abogados de partes, aplastamiento de la iniciativa de los empleados, frivolidad irritante, indiferencia absoluta por las víctimas, inexistencia de empatía hacia la realidad cotidiana. Viven en otro mundo. En mi misión como funcionario de altísima jerarquía en Seguridad de la provincia, vi, soporte y protagonicé hechos vergonzosos.
En 2004, el juez Melazo de la Plata que sistemáticamente liberaba detenidos con causas graves (como el del “rey del corte”, dueño de 16 desarmaderos en Camino Negro y Lomas de Zamora con 9 causas en su haber); una denuncia de los jueces de paz en mi contra porque presenté un proyecto para que actuaran de oficio en órdenes de allanamiento o toma de rehenes cuando la situación era urgente –un pedido de orden de allanamiento de Madariaga a un juez de Dolores, 60 Km, tardaba 15 días en ser respaldada o rechazada, imaginen si además hay rehenes- Aclaro que los jueces de paz son magistrados, o sea abogados que ofician de jueces pero que se dedican a hacer pavadas documentales en pequeñas ciudades o pueblos.
En ese mismo año, la cordial “invitación” de un juez federal (ya retirado) a su casa en el Highlands Country Club, quien tenía 6 personas de servicio, dos Audi, un helicóptero y ganaba sólo un 30% más que un funcionario de mi categoría, mientras se servía y ofrecía un Johnny Walker etiqueta azul, fue muy interesante que propusiera “que le avisemos cuando haya un procedimiento sobre drogas o algún desarmadero con dos horas de antelación, porque eso iba a redundar en beneficios mutuos”. En el interior? Bueno, recordemos al juez federal Reynoso de Orán, socio de 5 carteles de drogas. En un nivel más aldeano, el juez Juri de La Banda, Santiago del Estero, quien tiene una banda de rock, entonces solo va a su despacho dos veces por semana entre las 10 de la mañana y las 13 hs y lleva hace diez años el juicio por usurpación a un campo de mi familia y que tarda seis meses en decidir cada diligenciamiento (hablamos de un juez penal…hay además libertad o prisión de personas de por medio).
Noche de un sábado en 2014, Mataderos en una comisaría en la Av. Lisandro de la Torre concurro cansado, hambriento y con dolor de cabeza tras 13 horas de guardia y 4 procedimientos encima porque se encontraba detenida la “flor y nata” de la barra brava de Chicago luego de haber incendiado 3 patrulleros y herido 4 federales; llamo al Sr. Juez de turno (simultáneo con mi guardia) por celular quien me contesta “hacé lo que quieras, yo estoy en el campo -Bolívar aclara- preparando un asado para la familia, así que no me hinchés las pelotas”…
Saliendo de la casuística, bien podemos sumar a la banda de jueces “autoconvocados” de la Ciudad (Liberatori, Gallardo, López Vergara, Schreiber entre otros), autores de amparos contra los “sapitos” bajo nivel de las vías (hasta que uno costó 9 muertos en Flores y allí Gallardo fue puesto en evidencia pública), arrogarse facultades legislativas, armar procedimientos arreglados para que existan conflictos de jurisdicción (se acuerdan de los procedimientos a los barcos casino de Cristóbal?-otra “épica” estupidez de Gallardo-), e inclusive, ya autorreferenciándome, hacerme llevar por la fuerza pública (11 policías con ametralladoras) irrumpiendo por la fuerza en la Legislatura porteña para llevarse documentación y a una indagatoria a una mujer desquiciada (la jueza Patricia López Vergara) cuyas paredes de su despacho estaban tapizadas con tela peluda animal print y su teléfono era un zapato, quien se pasó hablando de mi “evidentemente” rebeldía -yo pertenecía a otro poder, recuerdo de paso- mientras se descalzaba de sus stilettos Louboutin quedando en patas (el Tribunal Supremo de la Ciudad falló a nuestro favor dejando en evidencia a la extravagante jueza). Arrastran todo tipo de aberraciones jurídicas e inclusive personales, como el nombramiento con alta jerarquía de un chico de 19 años, brasileño (sin nacionalización ni radicación, sino con visa de turista) que Gallardo se trajo de “mascota” luego de un carnaval en Río de Janeiro. Ninguno de estos jueces ha renunciado…
Si vamos a cuestiones más esenciales y de alcance teórico; el zaffaronismo y el daño causado, será por mucho tiempo irreversible y corrosivo porque en cualquier abogado menor de 40 años se ha tornado sentido común. Como las categorías y definiciones deben ser precisas, no debe definirse su impronta como “garantista” -porque la justicia lo es por antonomasia-, sino como la “teoría del agnosticismo de la pena”, es decir, no creen en el derecho positivo, por lo tanto las penas no son necesarias porque son antinaturales. En definitiva, invierten el rol de la víctima de un delito a ser una suerte de cómplice del autor del delito, porque los que cometen hechos aberrantes en contra de la ley son impulsados por las circunstancias que determina la sociedad que no les permite otra forma de vida que no sea violentar a los integrantes de esa sociedad que los oprime, ergo es una reacción esperable que no puede ser punible. Quien se interese, que investigue la teoría de Foucault, que no es más que un plexo de filosofía política para justificar su tendencia pedófila, la que no podía desarrollar porque la sociedad lo sancionaba. Lo de Zaffaroni, su particular forma de vida y la propiedad o relación con 7 prostíbulos no es casual, no se confundan. No voy a nombrar la pléyade de jueces y magistrados que asumen esta tendencia -por cierto, única en el mundo- Pero basta con Slokar, Áxel López y Rossi (el que hace poco más de un año se conoció por liberar al asesino de Micaela) y las decenas de magistrados que representa la zaga de Gils Carbó, sólo para ejemplificarlos. Podemos agruparlos –por comodidad teórica- dentro de Justicia Legítima, donde también se mezclan los convencidos con los que cobran mucho y a tiempo por defender a integrantes del gobierno anterior.
La justicia federal tampoco reconoce muchas excepciones dignas de mención. Todos conocemos los apellidos de los jueces que tanto hicieron por demorar, posponer y estirar los procesamientos e imputaciones que involucran a la vanguardia kirchnerista y hace más de veinte años que dominan Conodoro Py. Si, ya no está Oyarbide, Freiler fue separado…pero, cambió algo? No! porque la infección es sistémica, es una septicemia (una bacteria más, una bacteria menos…). Y así como demoran pueden sufrir un inesperado ataque de actividad o volver a posponer lo que sea necesario.
Amén de lo antedicho, es difícil identificar qué sector de la justicia está más o menos ajustado a derecho para utilizar la jerga específica. El Consejo de la Magistratura terminó siendo un ente burocrático y de intercambio de favores antes que una auditoría de magistrados. Apellido tras apellido no hacemos más que enumerar irregularidades, sospechas y tratos oscuros; llegando inclusive al inverosímil caso Nisman, donde se pone de manifiesto todo el andamiaje de complicidades, negligencias, muestras de abyección y desaguisados que trascienden nuestras fronteras.
Nada faltó en este caso, nada para poder medir en su real dimensión la avanzada putrefacción del sistema, del que participan propios (magistrados) y extraños. Recordemos que la Procuradora General Gils Carbó casi el non plus ultra del horror y perversidad que gobierna el accionar de este poder del Estado, fue votada también por la oposición para que haya quedado a buen resguardo mientras continúa haciendo iniquidades –entre ellas las de esquivar un proceso de defraudación y estafa-.
Por último vamos a cifras concretas para poder entender el nivel de gravedad que tiene nuestra situación. En Brasil, el Lava Jato implicó 2430 indagatorias, 730 causas, 125 procesamientos y 71 condenados, abarcando legisladores, ex ministros, ex presidentes, un presidente en ejercicio, empresarios y lobistas, y esta causa comenzó en 2014, es decir en poco más de dos años. En Uruguay, un proceso judicial penal lleva en promedio de 3 a 6 meses.
En Chile más o menos el mismo tiempo. En nuestro país, se denuncia sólo el 33% de los delitos, de ese 33% sólo llega a instancia judicial el 20%, de ese 20% sólo el 2% termina en condena. Dicho de otro modo, de los delitos que se cometen sólo el 0,004% termina en una condena, el tiempo promedio de un proceso es de 7 a 25 veces más prolongado que en los países mencionados (En Argentina, los procesos por casos de corrupción demoran 14 años en promedio). Si ampliamos los ejemplos penales al ámbito comercial o civil, las cifras se repiten. Un dato aparte pero muy atinente. En Estados Unidos, Bernard Madoff (defendido por los mejores abogados del mundo) fue condenado a 150 años de prisión en un juicio que llevó 6 meses por el mismo delito que aquí cometió Cristóbal López…
Pero creo también vale la pena hablar de las excepciones, es decir de aquellos -entre otros- que honran su trabajo dentro de la justicia como es el caso de Campagnoli o de Rodríguez Varela (ganó 36 concursos, jamás le dieron por válido alguno porque no comulga con Justicia Légitima o la banda de mercaderes), a quienes agrego a Walter Fernández, quien casi instantáneamente citó a Viviani por sus declaraciones (Este caso casi anecdótico demuestra que, cuando la justicia actúa de oficio y rápido, hasta los líderes más poderosos se intimidan, imagínense si se hubiera generalizado esta forma de accionar en todo el poder judicial).
Y apelando a un esfuerzo de abstracción, que nadie se confunda con Bonadío. Sus preventivas, pero sobre todo el pedido de desafuero al Senado para la ex presidente ha sido una notable maniobra política consensuada con Pichetto (de hecho la decidió al día siguiente que el senador rionegrino consolidara un bloque de 25 integrantes), solucionándole la interna a los senadores, gobernadores y aislando a los kirchneristas. Bonadío es un “viejo lobo de mar”, el más curtido, oportuno e inteligente representante de Comodoro Py.
Después me preguntan o se preguntan por qué no está presa la ex presidente. Sean serios y adultos por una vez y háganse cargo de responderse.
Hugo López Tanco
Politólogo