Defender la Libertad de Prensa es fortalecer la democracia, pero también es una forma de enfrentar con las palabras a los enemigos que buscan destruirla.
Que no se imponga "el sonido del silencio"
En octubre de 1964 el grupo musical estadounidense Simon & Garfunkel publicó un álbum cuya canción emblemática es The Sound of Silence, en español “El Sonido del Silencio”. En la letra de la canción se narra un mundo distópico donde el silencio, que crece como un cáncer, alimenta a la oscuridad y que nadie se atreve a perturbar el sonido del silencio
La canción guarda una aterradora similitud con la actualidad, donde la seguridad le está ganando la batalla a la libertad; donde hablar es más peligroso que combatir la mentira y donde la autocensura, ya sea de medios o de los ciudadanos, sólo hace que los regímenes autoritarios crezcan.
El 3 de mayo se celebra a nivel mundial el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Pero poco hay que celebrar en Latinoamérica, donde persisten regímenes que reprimen y matan las manifestaciones de ciudadanos y donde no dejan entrar a periodistas a cubrir esos hechos como sucede en Venezuela; más reciente estos días también en Nicaragüa; amenazas en México, por ejemplo, tanto por gobernantes corruptos como de narcotraficantes que quieren evitar que se conozcan sus crímenes; los resabios en Ecuador, como hemos visto hace unos pocos días atrás como tres periodistas ecuatorianos fueron asesinados por miembros de las FARC en la frontera con Colombia. Y así tenemos que Latinoamérica es uno de los lugares donde la prensa es de algún modo silenciada.
Ecuador, Colombia, Guatemala, Honduras, Venezuela, México y Cuba, son los países con menos libertad de prensa y donde tenemos que enumerar víctimas mortales.
Reflejar la realidad y exponer la verdad en muchos lugares es una amenaza para los gobiernos despóticos que utilizan sistemáticamente la violación de los derechos humanos como una herramienta para mantenerse en el poder y esclavizar la voluntad del pueblo; que mientras padece necesidades, ellos se enriquecen. Y la prensa ha llegado a quitar la máscara a la corrupción y revelado quienes son los líderes de los narco-estados de Latinoamérica.
Esto, a los gobiernos del socialismo del siglo XXI molestó, y mucho, por eso amordazó bajo presión y amenazas a los medios mientras desde la publicidad oficial el populismo era adornado y visto con buenos ojos por la gente, cuando la escasez, el hambre la droga y la violencia los atormentaban.
Matar a un periodista o acallarlo y callarlo, es la forma como la intolerancia encuentra su espacio. Pero otra forma es cuando se la regula, cuando se limita la independencia en las editoriales por razones ideológicas o económicas al discriminar quien recibe pauta publicitaria oficial y quién no.
“La hostilidad frente a los medios de comunicación, alentada por ciertos dirigentes políticos, y el deseo de los regímenes autoritarios de exportar su visión del periodismo, amenazan las democracias”, señaló la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Cuando se deforma la realidad o se usa la agresión y la intolerancia como forma de comunicar, se está buscando enlazar un puente con efectos negativos, en que ciertos medios diseñan un relato en base a conceptos que destiñen el mensaje para trazar otra historia que buscan encender la ira social para dividir al pueblo. Esto último podría ser una descripción rápida de lo que ha sido este tema en la Argentina.
Ante tal panorama, fechas para recordar la importancia de la libertad de expresión cobran más importancia, ya que ayudan a darle visibilidad a los periodistas que mueren por cumplir su oficio, a tener plataformas en las que denunciar la censura estatal y en estos tiempos, a señalar amenazas digitales que sufren los medios de comunicación.
Las amenazas a la libertad de prensa en el siglo XXI
Las amenazas de prensa han mutado, ya no solo son los cierres a medios por órdenes estatales, tal como pasó en 2007 con Radio Caracas Televisión en Venezuela, por ejemplo, donde Hugo Chávez le negó entonces la renovación de la licencia de transmisión y el canal tuvo que cerrar.
En la era digital, a los ataques tradicionales se les suman las amenazas por espionaje y hackeo digital, propaganda disfrazada como noticias que resultan ser falsas, desinformación en las redes sociales, amenazas a periodistas en sus redes sociales y los gobiernos estableciendo de manera más fácil sus propios medios de comunicación digitales.
También hay una tendencia de los gobiernos en contra de la libertad de expresión, y son las nuevas leyes que atentan contra esos derechos; tal como las leyes en contra de los “discursos de odio”, que quieren regir qué es políticamente correcto decir y que no, corriendo el peligro que cada gobernante a su voluntad establezca el tono y contenido de la expresión.
Las leyes en contra de las noticias falsas (fake news), aunque en principio puede sonar lógico querer prohibirla, pero se corre el peligro que un gobierno determine qué es verdad y qué no. Los gobiernos pueden buscar regular cómo hablar de eventos históricos o simplemente negarlos por decreto. Los gobiernos totalitarios son los que buscan escribir la verdad según su conveniencia.
Un escritor y periodista danés, Flemming Rose, quien fue editor de asuntos internacionales en el periódico danés Jyllands-Posten, en alguna oportunidad ha manifestado que otra amenaza a la libertad de expresión es el concepto tergiversado de tolerancia. Para Rose la tolerancia “se refiere a las discrepancias, la confrontación, al conflicto pero sin recurrir a la violencia”.
En cambio según la Unesco la tolerancia es “el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y modos de ser humanos. La tolerancia en la armonía en la diferencia”.
Y esta falta de confrontación que propone el concepto más difundido de tolerancia, es decir la aceptación, hace que “el sonido del silencio” crezca ya que las ruidosas discusiones son desalentadas. Una tolerancia mal entendida también hace que gobiernos, hasta los más democráticos y respetuosos del Estado de Derecho, busquen la aparente seguridad que brinda la falta de argumentos en contra de la necesidad de una saludable discordia y debate en una sociedad.
Ante tantas ofertas digitales de información, en algunos casos de desinformación, y el discurso políticamente correcto, los periodistas tienen el reto de hacer que sus voces sean más altas que otras que buscan ocultar o tergiversar la verdad. Los periodistas y los ciudadanos deben de asegurarse que la opinión sea escuchada con mucha firmeza.
Defender la libertad de prensa es fortalecer la democracia, pero también es una forma de enfrentar con las palabras a los enemigos que buscan destruirla, como los son la corrupción, el narcotráfico, los carteles, los dictadores, los políticos deshonestos, la justicia comprada, los intolerantes y los violentos
En el Día Internacional de la Libertad de Prensa, pensemos que la palabra puede más que cualquier arma. Y como toda arma debe ser bien usada, porque traspasa fronteras y llega donde el silencio esconde la verdad, para sacarla a la luz.
Como ha manifestado el periodista Flemming Rose:
“Que el sonido del silencio no sea más fuerte que el sonido de la verdad”.
LobosMagazine 2018
lobosmag.com